“Para obtener precisión hay que hacer cálculos previos”
—¿Cómo llegó a Charilla?
—Una hermana de mi mujer está casada con un charillero. Ellos se hicieron una casa aquí y a mí me gustó el sitio. Vine en 1993 y reparto el tiempo a temporadas entre la aldea y Valladolid.
—Una hermana de mi mujer está casada con un charillero. Ellos se hicieron una casa aquí y a mí me gustó el sitio. Vine en 1993 y reparto el tiempo a temporadas entre la aldea y Valladolid.

En su día estudié en la Escuela de Peritos de Bilbao. En el País Vasco trabajé en la siderurgia.
—¿Qué tipo de relojes de sol tiene en su domicilio?
—Me paso horas delante de ellos observando cómo se mueve el sol. Los tengo de varios materiales horizontales, verticales, analemáticos —que dan la hora en el suelo con la sombra del observador—, de pastor, ecuatorial anular —en el que la luz solar entra por un agujero—, orientados a Poniente o a Levante.
—¿Qué es lo más importante para obtener la hora exacta?
—Para que el reloj funcione bien hay que realizar unos minuciosos cálculos matemáticos antes de hacerlo. Las variables fundamentales son conocer la latitud, la longitud y la meridiana del lugar en el que se ubicará. Una vez un vecino intento burlarse y argumentaba que con un palo, un procedimiento típico de sociedades primitivas, se sabía la hora y que todo esto era un atraso. Yo le contesté que había que hacer unos cálculos que se aprendían en la escuela. Incluso he escrito un libro en el que recojo todas esas operaciones.
—¿El dispositivo ofrece más información aparte de la hora?
—Si, aparte de mostrar el polo norte real presenta cuál es el signo del zodiaco del momento.
—¿Qué le parece la labor de la Sociedad Einstein y el Observatorio Andaluz de Astronomía?
—Es un trabajo muy bueno, de lo mejor. En particular Francisco Espartero hizo un gran trabajo para elaborar el reloj que luce desde hace unas semanas en el Observatorio Andaluz de Astronomía.
—¿Tiene alguna otra afición?
—Sí, me encante hacer veletas.
—¿Cómo es el cielo en el término municipal de Alcalá?
—En general, excelente. No suele haber nubes ni contaminación lumínica. En La Pedriza, al estar en alto, es todavía mejor.