Paloma Gómez Borrero: “El Papa Francisco es la revolución de la ternura”

Roma es su “musa literaria” y una ciudad “muy importante” en su carrera periodística.

11 may 2015 / 09:46 H.

Comunicadora en momentos claves de la historia, acaba de publicar “Para ti, Papa Francisco”, un libro para menores. El día 14 dará una conferencia en la capital

—¿Cómo nace la idea de ofrecer esta conferencia en Jaén?  
—La verdad es que no me lo esperaba, pero me hizo ilusión, porque el foro de Diario JAÉN tiene mucho prestigio. Después de todas las personalidades que han pasado, que me llamaran es una satisfacción. Pensé que interesaría lo que puedo contar sobre el Vaticano, pues he cubierto cuatro cónclaves.

—“Tres Papas y una mujer”. El título de la conferencia es muy atractivo. ¿Qué abordará?
—Hablaré de cómo llegué al Vaticano. Arribé en el final de Pablo VI, cuando salió un papa que duró treinta y tres días, algo muy extraño. Después llegó el momento de otro pontífice, que era polaco y muy viajero, al que tuve el privilegio de acompañar en ciento cuatro viajes.

—¿Qué recuerda del pontífice Juan Pablo II?
—Su cercanía y su carisma. Inventó la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) porque creía en los jóvenes. Habló claramente de la importancia de la familia en la sociedad. También creó los encuentros mundiales de la familia. Cayó el muro de Berlín y recibió a Gorbachov. Tras su muerte llegó un papa alemán, teólogo, la cabeza más grande que tenía la Iglesia. Un teólogo con t mayúscula, que renunció cuando vio que no podía.

—Es autora de los libros “Juan Pablo, amigo”, “Adiós, Juan Pablo, amigo”. Es un personaje histórico fascinante. ¿Cuántas veces habló con él?
—Muchas. Bautizó a mi nieta. Cuando mi hijo mayor contrajo matrimonio, nos recibió en su casa. Tuvo la deferencia de celebrar la ceremonia en castellano, porque estaba con nosotros.

—Luego llegó Benedicto XVI, que fue el sumo pontífice durante ocho años. Y usted escribió “De Benedicto a Francisco. El cónclave del cambio”. ¿Era muy diferente a Juan Pablo II?
—Sí, diferentes pero también complementarios. Juan Pablo II se apoyó en Benedicto y lo necesitó tanto que le pidió, en varias ocasiones, que no regresara a Alemania.  Se apoyó en él mucho. La renuncia de Benedicto XVI fue muy importante. Recuerdo las imágenes de él dentro del helicóptero. Lo retransmití para la televisión. La verdad es que me impactaron. Me tocó después otra cita clave: la “fumata”.

—Y, por último, el Papa Francisco. ¿Cree que liderará un cambio en la Iglesia?
—Es la revolución de la ternura. Una persona muy cálida.

—¿Es un papa más liberal o el adjetivo es exagerado?
—No, los que creen eso se equivocan. Creo que en los puntos claves no cambia: habla de misericordia y de perdón. Él consultará mucho con los obispos. En octubre habrá un sínodo. No sé qué saldrá, pero será muy importante para la Iglesia.

—¿Cree que conecta más con la población joven que sus más recientes predecesores?
—Creo que Juan Pablo II tenía aún más empatía. El Papa Francisco conecta más con la mentalidad latinoamericana.

—Usted se convirtió en la primera mujer corresponsal de la televisión nacional. ¿Qué hace falta para ser un buen informador en el extranjero?
—Sí, llegué a ser la única en un viaje que Juan Pablo II hizo a África. Hace falta honestidad y contar con rigor. Tener buenas fuentes para informar sin consultar Wikipedia. Hay que ser siempre sincero con la audiencia, porque los periodistas podemos influir mucho.

—Ahora hay más rostros femeninos en la pantalla, tanto en programas de calado periodístico como en otros de tono más ameno. ¿Es una conquista de la igualdad o una elección estética de los dueños de las cadenas de televisión?
—Sin duda es una elección que viene de lo que valemos. Y si valemos, servimos. Y si servimos, la audiencia nos sigue.

—¿Le gusta más escribir, la televisión o la radio?
—He trabajado en todos los medios. Empecé en la agencia EFE haciendo reportajes. Me gusta mucho la televisión y los directos. Y disfruto con la radio, donde la voz hace de imagen.