Pájaras inversoras en la ruta del olivo

Sin épica alguna transitamos por el “tourmalet” de finales de julio en busca de la ansiada meta de agosto, sobresaltados, eso sí, con las escaramuzas de un Gobierno que no da tregua. El hachazo para soltar lastre en el pelotón autonómico lo sufrió de pleno la provincia.  Mientras en Andalucía el pedaleo inversor, salvo algún cambio de ruta, se mantiene; en Jaén la pájara económica la sufre en sus carnes la autovía del Levante (A-32) con una interrupción de tres tramos sine die (Úbeda-Torreperogil; Torreperogil-Villacarrillo; Villacarrillo-Villanueva del Arzobispo). 

    26 jul 2010 / 14:41 H.

    Aunque los complementos vitaminados del Plan Activa —llámenle “doping” político si lo prefieren por seguir con el símil ciclista— vigorizan nuestro  pulso, también es conocido que a la provincia le falta fondo físico para conectarse con prontitud a la clase media del grupo. Es decir, inversión mantenida para no quedarse parada en las primeras rampas del nuevo siglo o a un lado en la cuneta de la historia, que diría un estadista. En esta semana que Zapatero celebraba, con tarta amarga,  diez años al frente del PSOE, hay que recordarle, sin ánimo de aguarle más la efeméride después de lo de Rodiezmo, que sigue en deuda con Jaén. A él, que ha cumplido buena parte de sus compromisos electorales, hay que recordarle que un día, cuando era líder del PSOE, pero no presidente, se comprometió a subir al primer puesto inversor a la provincia. Ahora, con la tarea pendiente, subrayamos que Jaén no puede permitirse pararse ni para coger impulso. 

    60 viviendas olvidadas. Para testar la impotencia ciudadana sobre un problema existe una prueba indeleble e infalible: la del Defensor del Pueblo. Si una demanda llega a esta instancia es una garantía de solera y energía perdida por el ciudadano para que la Administración preste atención a sus cuitas. Por ese laberinto administrativo alzan su voz vecinos de las “60 viviendas” de Jaén, hartos de ver cómo aquel bloque para la esperanza es hoy una torre de babel aquejada de aluminosis cívica.  Destrozos en mobiliario común, ascensores destrozados, boquetes en las paredes y una sensación de inseguridad avivada por unos pocos. Mientras llegan los dichosos informes, esta bomba social de acción retardada espera detonante. Cuando sea imposible poner freno a los desmanes, será el tiempo de las lamentaciones públicas. 

    Test de estrés. Las pruebas de resistencia financiera son el algodón que no engaña para el gruñón del guardián del Banco de España. Los bancos aprueban los exámenes europeos y eso se supone, que será bueno para todos. Cosa de confianza. Quizá, ahora que están de buenas, sea el momento de que aflojen la pasta. A ellos encomiendan su alma devaluada, ayuntamientos y Administraciones necesitadas de acuerdos “privados” para pagar nóminas, dar movimiento a picos y palas o financiar proyectos que duermen sueños eternos. Para los mortales hipotecados, la confianza no nos libra de ser sospechosos.