Pagar para ser más pobres, ¡menuda paradoja!

Desde Porcuna.  “Ocho apellidos vascos” ya es la película española más vista de la historia”. El domingo 20 de abril se había contabilizado 6.525.919 espectadores (38.154.471 euros acumulados), que nos da una media de 5,85 euros por pase. Hace dos semanas se publicó una noticia en Europa de las zonas con mayor índice de paro, encabezada por Andalucía, y donde cuatro comunidades autónomas más estaban a la cabeza. Y para celebrarlo nos gastamos casi mil de las antiguas pesetas para ver una película, sin sumar las palomitas, la Coca Cola, el transporte hasta el cine. ¿Pasa algo raro? ¿Qué les ha pasado a los servidores de películas online? Al parecer, dicha película no se encuentra en la red por ningún lado. ¿La producción de la película ha contratado a informáticos para estar pendiente de la piratería? Pues les ha salido rentable, fíjense lo que se han embolsado y eso que aún no ha salido a las salas extranjeras. ¿Cuánto dinero hubieran dejado de ganar si la película hubiera estado subida a internet a los dos días de ser estrenada? Y las grandes productoras cinematográficas y discográficas culpan a los pobres de abajo de ser piratas. No, perdonen. Cuando se compra un gramo de coca, el consumidor no es el pirata. El pirata es el que la transporta, el que hace contrabando. Pues igual ocurre en los terrenos artísticos. Aquí hay un tema muy arduo, y pantanoso, cuanto menos: turbulento. ¿Por qué los actores tienen que cobrar esas millonadas? ¿Qué actores? Porque hay gente con mucho talento en compañías teatrales que ni siquiera les da para comer. Entonces, ¿es justo tener que pagar esa cantidad para ver una película en el cine para hacer millonarios a cuatro personas? Los centros comerciales están amañados con una cantidad inmensa de anzuelos para ensalzar el capitalismo. Aquel trabajador que duramente saca un pequeño beneficio para echar el domingo con su familia, e invitarlos a comer fuera de casa. ¡Que no vaya a un centro comercial! No habrá ningún escaparate que pase desapercibido para una mujer.—¡Cómprame esto, es que no me quieres, es que no tengo zapatos!” Aquí viene una gran incógnita: ¿Por qué cuando le preguntas a una mujer ‘cuántos zapatos tiene’ siempre te dice: —“¡Ninguno!”—? Para los niños habrá parques infantiles, coches locos, juguetes, y lo más importante de todo: ¡nada gratis! Te podrás tomar un café en multitud de bares americanos, que cuando te traen la cuenta te preguntas si te han cobrado el transporte desde los EE UU. Y para terminar: el cine; que por si no te enteras de las películas te ponen 2 carteles de cada película por cada pasillo que pases. Al final del día, el hombre que llevaba 50 euros para invitar a su familia a almorzar, llega a su casa agotado deseando acostarse para trabajar al día siguiente, y no por lo bien que se lo haya pasado olvidando su rutina diaria, sino para recuperar los 400 euros que tenía ahorrados para pagar el seguro del coche.

    29 abr 2014 / 22:00 H.