Pablo Gómez vuelve a su entorno

La cumbre de las Siete Pilillas, en Pegalajar, fue el lugar donde Pablo Gómez Martínez, el parapentista fallecido en enero en Jabalcuz, se inició en la práctica de su deporte favorito, el de surcar los cielos.

06 abr 2015 / 10:31 H.

Hasta allí, un lugar emblemático y cargado de emoción, se personó alrededor de un centenar de personas para esparcir parte de sus cenizas y “devolverlo” a su entorno natural.
La familia del joven de 24 años quiso agradecer el apoyo y la ayuda tendida con un acto en el que se reunió todo el que quiso. Hubo varios gestos para honrar su memoria y mostrar el legado humano que Pablo Gómez dejó en su vida. Fueron varios los compañeros de su club de atletismo o amigos que compartían con él los vuelos los que se acercaron a participar en el recordatorio.
En primer lugar, la familia dedicó unos versos a su memoria mientras, de fondo, cinco canciones acompañaban sus palabras, unas piezas musicales con un profundo sentimiento para los allí presentes. A continuación, los mismos parientes invitaron a quien lo considerara oportuno pudiera pronunciar un discurso. Varios accedieron a ello y mostraron la fuerte personalidad que el parapentista tenía. Recordaron el rastro de sonrisas que dejó en ellos y se enorgullecieron de que sus caminos se cruzaran gracias a las experiencias en común.
Llegado el momento de esparcir las cenizas, también se permitió la colaboración de todos para que se sintieran partícipes del acto. Cada persona pudo lanzar al aire parte de los restos mortales y arropar, de esta manera, a los familiares. Para finalizar, un grupo de amigos le dedicó un último homenaje mediante un vuelo con parapente en la zona favorita de Pablo. Concluyó así un recuerdo más, en el Domingo de Resurrección, de una persona que seguirá presente en el pensamiento de quien compartió un instante, por pequeño que fuera, con él.