Oro que no se vende solo
Ala hora de vender todos los avales suman y si se trata de un sello de calidad que certifica la garantía del producto, es evidente que el consumidor debe pagar por ello. Y, además, lo hará encantado porque sabe que se lleva algo bueno sin discusión. Lo que parece una gran obviedad viene respaldado por el último informe sobre denominaciones de origen elaborado por el Ministerio de Agricultura, en el que se pone de manifiesto que los oleiocultores que venden su aceite bajo el paraguas de los consejos reguladores de las DOP logran mejores precios. El documento de la Dirección General de Industria Alimentaria ofrece, además, datos significativos como el hecho de que sea la de Sierra de Cazorla la que saca al mercado el zumo de aceituna más caro, en comparación con las otras tres, con más de cuatro euros por kilo, frente a las de Segura y a la de Mágina que, curiosamente, por extensión en la mayor de las tres. En Reino Unido, por ejemplo, es Sierra de Cazorla la que lidera las ventas.
Como bien dice el refranero, además de tener oro, hay que sacarlo del paño del arca y comercializarlo. Los tesoros, escondidos, no se venden solos. Detrás del innegable valor del prestigio de una certificación tiene que haber siempre un emprendedor con la suficiente amplitud de miras para arriesgarse y lanzarse al mercado mundial con un producto de excelencia. El distintivo de la DOP no es un cheque en blanco. El sector ha dado pasos de gigante, pero hay que mantener la tensión y el listón alto para seguir rompiendo fronteras para ampliar la cifra del tres por ciento de consumo mundial de aceite de oliva. Queda mucho por ganar y la calidad es el camino. Nunca tanto como ahora.
Como bien dice el refranero, además de tener oro, hay que sacarlo del paño del arca y comercializarlo. Los tesoros, escondidos, no se venden solos. Detrás del innegable valor del prestigio de una certificación tiene que haber siempre un emprendedor con la suficiente amplitud de miras para arriesgarse y lanzarse al mercado mundial con un producto de excelencia. El distintivo de la DOP no es un cheque en blanco. El sector ha dado pasos de gigante, pero hay que mantener la tensión y el listón alto para seguir rompiendo fronteras para ampliar la cifra del tres por ciento de consumo mundial de aceite de oliva. Queda mucho por ganar y la calidad es el camino. Nunca tanto como ahora.