Optimismo con pies de plomo
No vendamos la piel del oso antes de cazarlo”. De esta forma, la madre “coraje” de José Javier Paulano, el menor de 17 años que necesita un trasplante urgente de médula ósea, remataba, ayer por la mañana, un mensaje en la red social Facebook, en el que la alegría se imbricaba con el miedo. La vida del joven depende de un trasplante.
Y, con el alma pendiente de una llamada, el teléfono sonó el martes para anunciarles que hay dos donantes. Uno, en EE UU, que es compatible al 100% con José Javier, y otro, que podría serlo, pero al que “están terminándole los estudios”, señaló la madre, que, ante todo, pide mucha cautela.
“Nos llevamos una alegría muy grande. Hay donante, pero hay una serie de pasos y, además de localizarlo, este se tiene que reafirmar en la donación. Hay casos en los que las donaciones se caen porque las personas se arrepienten, así que no podremos cantar victoria hasta que confirme que quiere hacerla”, explicó Fajardo. La noticia, no obstante, ha sido una inyección de optimismo para la familia y para el joven. “Está muy animado y eso le ayuda muchísimo”, señaló su madre. Si se confirmara la donación, “posiblemente, a mediados de agosto”, podría producirse la llamada que tanto ansían del Hospital Reina Sofía de Córdoba. Pero, antes, queda un largo y duro camino ante el que Raquel Fajardo no se tapa los ojos: “Se abre una ventana, pero, hasta que llegue el trasplante, vienen cosas muy duras; quimioterapias muy fuertes para prepararlo para el trasplante y no deja de haber riesgos”. Toca, por lo tanto, prepararse para lo que vendrá. Y, precisamente, este es uno de los motivos por los que, hoy, la familia sale rumbo a la playa para “descansar unos días”. José Javier se encuentra “estable dentro de la gravedad” y, por recomendación médica —cuenta la madre—, han decidido que sería muy positivo para el menor un cambio de aires. “Estamos a mitad del camino y hay que seguir para adelante”, apunta Fajardo, pero recuperando fuerzas, tanto física como psicológicamente. Recuerda que, para que pueda realizar el trasplante, “los médicos tienen que matar la médula de José Javier”. “Tiene que quedarse a cero de todo”.
Mientras llega ese ansiado momento, el joven sigue recibiendo periódicas sesiones de quimioterapia. La próxima será el martes que viene en el Hospital Médico Quirúrgico de la capital. “Se trata de mantener la médula dormida mientras llega la donación”, explica Raquel, que anuncia que seguirá al pie del cañón en las mesas informativas y con la marcha que está prevista para el 7 de agosto. El objetivo —dice esta luchadora— es que el conjunto de la ciudadanía se conciencie de la importancia de donar médula ósea. Porque —como se recalca en el perfil social de “Todos con José Javier”—: “Significa donar vida”.