Olivar, patrimonio universal

El espectacular y único paisaje del mar de olivos jiennense acaba de emprender una ambiciosa carrera para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. La inmensidad de los campos de olivares en los que se pierde la vista y que discurre fundamentalmente por Jaén, pero también por las provincias de Sevilla, Córdoba, Málaga y Granada, aspira a engrosar la prestigiosa lista de la Unesco como paisaje cultural. La Diputación acogió la puesta de largo de esta iniciativa, que arranca con la constitución de un comité técnico del que formarán también parte expertos de la Universidad de Jaén, Ecovalia y la Fundación Juan Ramón Guillén, responsable de la elaboración del preceptivo proyecto para alcanzar el objetivo. El paisaje y el paisanaje de las vastas extensiones de olivar constituyen no solo un atractivo para la vista, que sorprende a todos y cada uno de los que lo contemplan por primera vez, sino también una forma de vida, un elemento de sinergia y unidad que impregna el alma de numerosos municipios olivareros de la provincia. Además, por supuesto y como es obvio, de un sostén desde el punto de vista económico de primera magnitud para miles de familias.
En la otra cara de la moneda, la primera reacción del alcalde de la ciudad, que asegura desconocer la iniciativa y echa en falta una mayor lealtad institucional de la Diputación para haber sido consultado con anterioridad, sobre todo, en el marco del relanzamiento de la Catedral como aspirante al mismo título también. Controversias y oportunismos aparte, es la hora de sumar en la misma dirección y apostar por un proyecto que solo puede ser beneficioso para Jaén y sus gentes, un valioso e ilusionante premio para el árbol que da la vida a los habitantes de esta tierra.

    27 jun 2014 / 22:00 H.