Oficios tosirianos: Barberos

La necesidad básica de cortar la barba a los hombres y el arreglo del cabello ha seguido una línea regresiva como servicio público con relación al progreso humano. Cuanto más evolucionada es una sociedad, menos estadísticamente, y peor considerados, son los practicantes de este oficio.

    30 ago 2011 / 11:08 H.

    El barbero en épocas remotas era además sacamuelas, sangrador y a veces curandero; junto con estas ocupaciones “sanitarias”, atendía la necesidad vital que tenían los hombres de cortar sus barbas y podar sus cabellos. Si nos centramos en el último siglo la barba no está bien vista, pese a recientes repuntes, el hombre limpio se afeita a diario y cuida periódicamente su cabello. Para atender esta necesidad vital, en Torredonjimeno había un plantel importante de barberos; no conozco a ninguno que además fuera sacamuelas. En las inmediaciones de la plaza estuvieron los Osorio, Jesús, con Manolo su hijo y Critobilla y Pepe, más conocido por su apodo “Botón”, Luis en la calle el Agua y Pepe el de Amadeo. De cualquiera de ellos se puede escribir una historia ya que sus barberías eran centro de información y tertulia; tenían una fiel clientela que se “arreglaba” cada día y se cortaba el pelo una vez al mes. Al principio de la calle San Juan, hoy General Gómez, estaba la barbería del Bomba, de Juan Bueno y su hijo José, en la calle La Cerca, Demetrio, y en la calle la Salud, Luis. Los barberos salían a las casas a arreglar a algunos clientes y otros recorrían los cortijos para atender a sus parroquias; todo para que los viejos tosirianos aparecieran pulidos y sin el pelo de la dehesa.
    José Calabrús es abogado