Ofensas, guerra y paz

Desde Las Palmas. Después de la Semana Santa, la Pascua de Resurrección nos trae la alegría de la reconciliación con el Padre Eterno porque su Hijo Jesucristo nos ha conseguido su perdón y nos ha redimido de todas las ofensas que le hayamos hecho: hemos sido redimidos, hemos sido rescatados, y nos ayuda a luchar contra toda mala inclinación. Si nos estábamos inclinando a malas acciones, nos hace rectificar para salir de la dirección que empezábamos a equivocar, apartándonos del bien.

    06 abr 2013 / 09:02 H.

    Lo más peligroso del error es tratar de autoengañarnos, para dejarnos convencer, y algo que es malo, lo pasamos como bueno, sin caer en la cuenta de que nos puede llevar a algo equivocado, para nosotros mismos o para los que de nosotros dependen. Después de unas acciones o de unas decisiones que hemos tomado con plena conciencia y libertad, pero que no buscaban la verdad y el bien, perdemos la paz y nos inunda la amargura de no estar conforme con lo que hemos hecho, o con el conflicto que hemos provocado. Lo mejor que podemos decidir cuándo actuamos mal o provocamos un conflicto, que puede enfriar las relaciones de amistad con los demás o de amor en el matrimonio, es pedir perdón, cuanto antes, para que el mal no se quede dentro y vaya envenenando o pudriéndose. Por eso, el consejo a los recién casados: “nunca te acuestes sin hacer las paces.” Cuando se habla de toda una vida, hay que saber que en los hospitales hay mucha gente que no quiere morirse sin hacer las paces: el padre con sus hijos, el hijo que quiere pedir perdón a su padre; otros quieren reconciliarse con un amigo, un socio o un pariente.
    La forma aparente y violenta de resolver los conflictos es la ofensa como ocurre de manera parecida entre las naciones con las guerras. Con lo terrible que son éstas. Y la reacción ante una provocación es rechazar con violencia ésta es atacar como respuesta; con lo que se consigue que el conflicto se encone y se endurezca. Las “riñas” siempre hacen perder la paz. Hagamos caso al Papa Francisco que desde el primer momento de su elección ha pedido la paz entre los países que tienen conflictos; antes de entrar en confrontación hay que tratar de solucionar los litigios; hay que recurrir al diálogo para encontrar la paz: Paz con uno mismo, con la propia conciencia que es con Dios.
    Jose Luis Mota Garay