Ocho días de Pasión que se viven con los cinco sentidos

Pepi Galera
La Semana Santa se huele, se toca, se oye, se ve y se paladea, es tremendamente sensorial. Desde hoy, comienzan ocho días que se viven con los cinco sentidos y es que la Pasión es un solemne espectáculo en el que no faltan los ingredientes de ambientación: la música y el silencio, el olor a cera quemada, a incienso y a flores recién cortadas, porque la vida termina y empieza de nuevo. En cada rincón de la provincia, una Semana Santa singular se vive desde hoy, día 17, hasta el próximo domingo, 24 de abril. Por eso, contemplando una procesión, no se han visto todas. Desde el siglo XVI, esta manifestación religiosa ha generado esculturas, bordados, música, orfebrería, vestimentas y hasta un modo de llevar los pasos, que forman ya parte del patrimonio cultural más bello de la provincia.

    17 abr 2011 / 10:01 H.

    De hecho, la Semana Santa de Jaén destaca, principalmente, por la gran riqueza artística de su imaginería y la solemnidad de sus pasos. Fue declarada de Interés Turístico Nacional en tres ciudades del renacimiento andaluz: Jaén, Úbeda y Baeza. Linares, desde 1998, es de Interés Turístico Andaluz, junto con Alcalá la Real, que obtuvo este reconocimiento en 1999, y Martos en el año 2002, según semanasantaenjaen.com. En Jaén capital, es notable la majestuosidad y belleza de la calidad escultórica de su imaginería. Por las calles de Úbeda procesionan alrededor de una veintena cofradías; la más antigua data del siglo XVI. En Baeza, casi una veintena de cofradías —la de la Vera-Cruz es la cuarta más antigua de Andalucía— ponen de manifiesto la riqueza artística de sus pasos al desfilar por las calles y plazas de esta joya del Renacimiento andaluz.
    Pero, además, existen otras representaciones también muy peculiares. Por ejemplo, en Alcalá la Real personajes como el buen y el mal ladrón, disfrazados con capirotes o los sayones se encargan de escenificar la Pasión de Cristo durante el Jueves Santo. En ella, los latigazos de esparto en el suelo dejan un espectacular sonido que sobrecoge a sus espectadores. En Fuensanta, la Semana Santa se hace carne con la representación de los últimos momentos de la vida de Jesús en espacios naturales cercanos a la población. Asimismo, en Segura de la Sierra un Vía Crucis revive la Pasión de Cristo en un escenario de extraordinaria belleza. Por último, una de las manifestaciones más insólitas se da en Lahiguera donde, el Viernes Santo, en el paraje conocido por “el cerrillo”, se hace la “carrera de los santos”, un encuentro de la Virgen de los Dolores y San Juan Evangelista con Jesús Nazareno, cuyas andas son llevadas por los jóvenes “a la carrera” para que las imágenes se reúnan con mayor celeridad. Todas estas manifestaciones religiosas son regalos para la vista, pero también para el oído, el olfato e, incluso, el tacto. Música, saetas, incienso y flores las envuelven para hacerlas un espectáculo único, lleno de sensaciones para los creyentes.
    Pero no se queda ahí. La forma de vivirla también encierra una tradición gastronómica con sabores propios, desde los platos basados en el bacalao hasta un buen surtido de dulces tradicionales. Los pestiños, las torrijas y los hornazos son, entre otros, sabores imprescindibles en Semana Santa. Son recetas caseras, de gran arraigo y elaboración sencilla, que se pueden disfrutar en estos días por todos los rincones. Las torrijas, por ejemplo, son rebanadas de pan, empapadas en leche, azúcar y huevo, que se fríen en aceite. Pero quizás uno de los más jaeneros sea el hornazo, con su tradicional huevo cocido en el centro. Igual de atractivas le resultarán las flores de Semana Santa, por su peculiar forma. Son grandes y delicadas, y tienen una textura dulce y crujiente.
    En suma, no hay excusas para no acercarse a Jaén estos días y vivir con los cinco sentidos su Semana Santa.