Hasta siempre

Francisco Olivares Barragán, escritor e investigador

Francisco Olivares Barragán era veterinario de profesión, pero su pasión era escribir, la arqueología e investigar en la historia de la provincia de Jaén, en especial la de Santisteban del Puerto, su pueblo. Allí nació hace 82 años. Estudió Veterinaria en Córdoba y ejerció en Castellar, Santisteban del Puerto y, más tarde en Jaén, donde fue funcionario del Ministerio de Agricultura, mucho antes de que existiesen las comunidades autónomas y se trasvasasen las competencias. Siempre sintió pasión por la arqueología y él fue quien halló uno de los mosaicos romanos que se exhiben en el Museo Provincial de Jaén, así como innumerables exvotos ibéricos que entregó como fondo del futuro museo de Santisteban. La profesión de veterinario le permitía estar en contacto con la naturaleza y con el campo, lo que aprovechaba para estudiar los restos de antiguas fortificaciones. También fue el primer veterinario que abrió una clínica en Jaén. Un intento frustrado, pues, en aquellos tiempos, la gente no tenía mascotas de la forma que se tienen hoy, los perros andaban sueltos o se tenían en el campo, y a la clínica no acudía ningún cliente y tuvo que cerrarla aburrido. No obstante, tenía un trabajo como jefe de sección en la Delegación provincial del Ministerio de Agricultura.

    04 dic 2008 / 23:00 H.

    Fundamentalmente fue un hombre culto. Su piso de la Avenida de Madrid es todo él una auténtica biblioteca, signo evidente de su afición a la lectura. Allí tenía sus despacho y en él escribió gran cantidad de libros y artículos, muchos de ellos publicados en Diario JAEN del que era colaborardor desde hace décadas y también un asiduo lector diario, pues no pasaba un día sin que comprase el periódico. El dibujante José Villar Casanova “Vica” lo sacó en su columna en varias ocasiones, con su caricatura.
    Como literato tenía bastantes cuentos publicados en los que vertía un fino sentido del humor, como “Pequeño mundo” o “Carro de cuentos”. Tiene también editados libros de investigación como “Jaén y sus cien pueblos”, en los que recoge cada escudo heráldico, sus gentilicios, población, etcétera. Otra de sus obras significativas es “Castillos de Jaén”, un exhaustivo estudio de campo sobre las fortalezas de la provincia, que es la que más concentración de este tipo de edificaciones tiene por kilómetro cuadrado de toda Europa. También escribió mucho sobre las fiestas de Santisteban del Puerto, porque su pueblo era su pasión y todos los fines de semana los pasaba en Santisteban. Francisco Olivares Barragán tuvo dos hijas. Una de ellas falleció el año pasado y ese acontecimiento lo sumió en un pozo de tristeza del que no consiguió recuperarse. Yo, su nieto, soy el que más tiempo ha pasado con él. Llevo tiempo viviendo solo en Jaén y, a diario, acudía a visitarlo, pues él también estaba solo y los dos nos hacíamos muy buena compañía y nuestro contacto era continuo. Como padre de sus dos hijas fue modélico. Era una persona muy entrañable y se hacía querer sin necesidad de decir nada. De talante serio, educado, formal y cumplidor, de forma muy puntual dejaba ver un fino sentido del humor. Aunque de carácter pesimista, también solía ver las cosas por el lado positivo. Además de escribir, fue un gran aficionado a la fotografía y ha hecho mucho por Santisteban del Puerto en el ámbito cultural, ya que fue cronista oficial de este municipio jiennense. 
    Tu nieto Luis Jaén

    A mi querida “mami” y amiga: Rosa Leiva Trujillo

    Mi querida mami: Madre, amiga, compañera… Mi ángel, una persona que nunca me ha fallado ni me fallará. Siempre ahí, decidiera lo que decidiera, siempre respetándome y apoyándome. Eres un ejemplo de fortaleza y superación, y hasta el último momento me protegiste de la infelicidad y del miedo, animándome a seguir hacia delante, a olvidar las cosas malas,  y a disfrutar mucho de las buenas. Nunca nadie podrá remplazarte, porque eres “mi mami”.
    Te echamos mucho de menos, porque nos llenabas tanto, que nos has dejado un vacío muy grande. Pero lo bonito de esto, es que a la vez que tenemos un vacío muy grande, tenemos muchas cosas tuyas dentro de nosotros para llenarlo: tu infinita generosidad, tu optimismo y positividad, siempre siempre, pasara lo que pasara; tu vitalidad, tu “Fede”, tus chuches… todo eso, está con nosotros. Tengo que hacer una mención especial a sus amigos, a sus “incondicionales”. Ella os adoraba, siempre decía que qué suerte tengo con mis amigos, que son como un milagro, y que me quieren muchísimo. Y eso demostrasteis, y seguís demostrando. Gracias de parte de las dos.
    Y gracias a todos, y lo digo de nuevo, “todos”, porque todos estuvisteis en su despedida. Cuando llegué de Londres, entré y vi tantísima gente, me sentí muy arropada, gracias de corazón. Aprovecho esta carta, para decirle a “mi tito” que lo quiero mucho, y que mi madre y yo nunca podremos agradecerle lo suficiente todo lo que ha hecho por nosotras. Gracias tito, de parte de las dos, por haber estado siempre con nosotras, y por estar ahora más que nunca a mi lado. Algunas veces, las personas se van y nos damos cuenta de que se nos olvidó decirles te quiero, o eras estupenda, gracias por aquello, me hiciste sentir bien cuando…
    Pues por eso, he creado una página web en honor a ella, en honor a Rosa Leiva Trujillo, para que podamos decirle las cosas que olvidamos decirle: www.rosaleiva.com. Sentiros libres de expresar vuestros sentimientos. Y, por último, te dedico la letra de una canción, que explica muy bien porqué mis querubines y yo miramos a las estrellas por las noches…

     “He creado un ángel verde y gris,
    que se pasea de noche,
    no lo puedo ver.
    Está donde la luz que dicen que hay,
    donde terminan los sueños de la realidad,
    donde se escapan los niños si no quieres más; donde se ahogan los gritos de mi mitad.
    He creado un ángel verde y gris,
    a veces le hablo bajito, por si está.
    Le busco por la calle del caminar.
    A veces le echo de menos si tú no estás,
    a veces tengo que hacer de tripas corazón.
    A veces tengo que huir, porque no puedo más.
    En qué estrella estará,
    para cuidar de él.
    Me pasaré la vida sin dormir.
    En qué estrella estará mi dulce corazón,
    por qué me roba la vida y la razón.
    Dime quién vendrá a ocupar su lugar,
    por qué mis sueños se rompen de golpe.
    Quiero que vuelvas un ratito…”.Te quiero mami.
    Por Rosa Leiva Trujillo, hija
    Jaén

    Ana Martínez Simón de Andújar

    Una mujer que deja un recuerdo de gran entrega

    El pasado mes de noviembre, por la festividad de Todos los Santos, se nos fue, a la edad de 75 años, Ana Martínez Simón. Una mujer caracterizada por la entrega a los demás. Tanto es así que la muerte salió a su encuentro en Madrid cuando asistía a la Asamblea Nacional de las Conferencias de San Vicente de Paúl, cuya presidencia desempeñó en nuestra ciudad de Andújar durante varias décadas. Tanto es así que la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento iliturgitano destacó su labor en la pasada edición de 2007. Sus compañeras de las conferencias vicencianas, han destacado su labor y su lamentable pérdida. Ana había sido operada de corazón y su salud era frágil, a pesar de ello no abandonaba su empeño de estar siempre junto a los más necesitados. Ana Martínez nació en 1933, por lo tanto, una generación que le tocó la niñez con la Guerra Civil y la posguerra, momentos difíciles para todos. Se casó con Rafael Bellido del Pino, otro buen hombre de Andújar, también fallecido, y tal vez, el mejor conocedor de las plantas de la sierra, de las abejas  y de todo relacionado con la apicultura.
    Un defensor de la miel como producto selecto y natural, adelantándose muchos años a los defensores en la actualidad del producto natural.  Un hombre entrañable y magnífico conversador, unido a la firma Bellido de cera y miel, pionero en la industrialización del producto. El matrimonio tuvo tres hijos Rosana, Belén y Rafael que han tomado con dolor y resignación la pérdida de su madre, que sigue viva en su recuerdo, así como en el de todas aquellas personas que la quisieron en vida por su bondad.
    Juan Vicente Córcoles

    Encarnación Uceda Morales de Lopera

    Mujer trabajadora que se volcó con su familia

    El recuerdo vivo de Encarnación Uceda Morales sigue muy presente en sus familiares, amigos y vecinos de Lopera, a pesar de que su fallecimiento tuvo lugar ya hace tres años. Encarnación murió a los 96 años, en su casa, sita en la popular calle del Paseo de Colón. Fue una mujer de gran vitalidad que dedicó su vida al cuidado de su marido y de las dos hijas (Francisca y Faustina), fruto del primer matrimonio de su marido, a las cuales siempre consideró como suyas propias. Fue la más pequeña de una familia con cinco vástagos (Antonio, Carmen, Luisa, Ginés y ella). Sus padres fueron Joaquín Uceda y Marina Morales. La Guerra Civil Española la pasó junto a su familia. En 1953 se casó con Manuel Castillo Cámara, que fue un gran colaborador en la recuperación de la historia de Lopera, pues de todo sabía y, en particular, también gracias él se pudieron recuperar las canciones del carnaval de la II República, las cuáles, a pesar de ser un hombre de aspecto serio, entonaba muy bien. De soltera trabajó duro en la confección de capachos para las bodegas de vino, que se utilizaban para molturar la uva. Estuvo un tiempo sirviendo con la familia de Muñoz-Cobo en Madrid. Siempre que pudo ayudó al sustento de la economía familiar trabajando en la recolección de la aceituna en los pagos del “Caño”, “Carretera Madrid”, “Coamalo” y el “Cortijillo”. Sus ratos libres los dedicaba a la familia, al rezo del rosario, al cuidado de sus flores y a escuchar las novelas de la televisión. Fue una mujer de profundas raíces religiosas. Participativa, dispuesta a ayudar a todo aquel que lo necesitaba y sobre todo muy trabajadora, cariñosa y generosa.
    José Luis Pantoja

    Diego Fernández Gallego de Villanueva del Arzobispo

    Una persona querida y respetada por sus paisanos

    El próximo jueves, día 11 de diciembre, hace ya un año que falleció en Villanueva del Arzobispo, a los ochenta años, Diego Fernández Gallego, víctima de una penosa y larga enfermedad que padeció durante sus últimos meses de vida. Diego Fernández era una persona muy conocida en la ciudad, tanto por sus ocupaciones profesionales, de maestro albañil y de molino, como por su incursión en el mundo de la política, en el
    que desempeñó el cargo de concejal por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) durante un tiempo. 
    Este villanovense estuvo ligado siempre al mundo de la construcción, hasta que llegó su jubilación. Incluso residió algunos años en Baracaldo, empleado por la empresa García Franco con la que trabajaba en Villanueva en épocas de recolección de la aceituna. Aparte del mundo de la construcción, donde era maestro y oficial, también su vida profesional giró, sobre todo en los meses de invierno, en el desempeño de la labor de maestro de molino con la empresa García Franco Hermanos, a la que se la conoce como Aceitera Villanovense. Además, tuvo su etapa en el mundo de la política como edil durante el mandato de Francisco Cuadros Rubio, que ejercía en esa época como alcalde. Era el mayor de tres hermanos. Por detrás de él estaban Francisco, que ya ha muerto, y José, el más pequeño. Su esposa Lola también falleció a los pocos meses de hacerlo él. Era una persona muy querida y respetada. Formal, afable  y, por su recto proceder, gozaba del respeto, la simpatía y la amistad de sus paisanos villanovenses, antes, durante y después de su paso por la política.
    Juan José Fernández.

    Jesús Paulano Cobos de Jaén

    A nuestro querido amigo “El Pitu”, con todo el cariño

    Tus amigos de los partidillos de los jueves, cada vez que nos juntamos a jugar, siempre te recordamos, con el número 2, “El Pitu”. El más pequeño, pero el más grande en todos los sentidos. Te llevamos siempre en nuestro corazón por muchas razones y, sobre todo, por tu humildad, por tu compromiso con todo el mundo, por tu saber estar, por tus risas, por tus bromas y por tus cabreos cuando no ganabas, y sobre todo por tu gran amistad. Por ser el mejor de los hijos para tus padres, el mejor de los hermanos, y sobre todo el mejor esposo y padre para con los tuyos.
    Tus amigos “Gotera”, “Guacharro”, Esteban, Sergio, Blas, “Silencios”, “Pollo”, “Catera”, Carlos, Ernesto, Dimas, Paquito, Chanes y muchísimos más que no pararíamos de nombrarlos, te echamos mucho de menos amigo “Pitu”. Por todo y por todos nunca te olvidaremos. En recuerdo de nuestro amigo Jesús Paulano Cobos “El Pitu”.
    Tus amigos.