Nuevo golpe policial al aparato logístico de los terroristas
La detención del que está considerado como jefe político de ETA, Aitor Elizarán Aguilar, y de la también etarra Ohiana San Vicente supone un importante golpe al aparato logístico de la banda de asesinos, una operación de las fuerzas de seguridad que vuelve a subrayar lo que todo demócrata sabe: que ese es el único camino de los que se empeñan en usar la violencia como medio de diálogo.
Con estos dos son ya cinco los miembros de ETA detenidos en Francia en menos de diez días, después de los tres que la semana pasada fueron puestos a disposición de la Justicia en el país vecino. La investigación policial se centra ahora en analizar la información que contiene el ordenador que se le intervino a los detenidos, porque puede revelar datos significativos que lleven a más arrestos o a frenar posibles atentados programados, ya que se considera que Elizarán tenía como misión dar instrucciones a la izquierda radical vasca. Además, está previsto registrar el apartamento que ambos compartían en territorio francés, donde fueron interceptados este pasado lunes por los agentes, además de otros dos domicilios que se les atribuyen en España.
En este camino de lucha por las vías judicial y policial, las únicas válidas, no se entiende el papel que pretende jugar ahora el PNV, con la asistencia a la manifestación del pasado sábado para protestar por la detención de abertzales que pretendían recomponer Batasuna. No se puede pretender que desde un Estado de Derecho se sostenga un grupo político que lo único que pretende es apoyar a una banda de asesinos. Eso lo dice España y el Tribunal de Estrasburgo. Manifestarse contra eso deslegitima a los nacionalistas vascos, una postura que les ha convertido, como es lógico, en centro de todas las críticas del resto de partidos políticos. Contra el terror no puede haber fisuras, ni desmarques porque cualquier justificación los hace cómplices de la sangre que derraman.