Nuestros padres

Manuel y Teresa. Naturales del Viso de Alcor (Sevilla). Él, dedicado a las faenas del campo; ella, trabajaba de “aparadora” en la zapatería del “Niño Celia”, donde se fabricaban calzados a medida. Nuestro padre hizo la mili con nuestro tío Manuel y al volver licenciado conoció a nuestra madre. Se casaron y el mes de julio (estando embarazada de su primer hijo, José) parte del Ejército y de la sociedad civil se sublevó contra el gobierno republicano (que había sido elegido el 16 de febrero de ese mimo año), provocando la mayor tragedia que puede sufrir una población: Una guerra civil.

    26 ago 2014 / 18:09 H.

    A los pocos días de la sublevación, el pueblo fue ocupado por las fuerzas de Queipo de Llano, provocando decenas de asesinados —lean los libros publicados por Francisco Espinosa sobre la Guerra Civil en esa zona de Andalucía— y con el natural terror de toda la población, pues esas muertes, la mayoría, eran indiscriminadas. Las familias de ambos no sufrieron persecución, ni por tanto encierros, ni muertes. El 20 de noviembre nació su primer hijo y acababa la Guerra Civil, se trasladaron a la localidad de San Juan del Puerto (Huelva), donde vivía nuestro abuelo Manuel, que se dedicaba a la compra de chatarra, actividad que nuestro padre continuó. Nuestro padre nunca hablaba de esta tragedia. Solo por retazos de nuestra madre y tía Amparo —aquella fecha era peligroso hacer comentarios sobre ese drama— nos fuimos enterando del sufrimiento que toda la sociedad padeció. Cordiales saludos de vuestros amigos.