Nuestro justo agradecimiento

Concepción Agustino Rueda desde JAÉN. En el pasaje evangélico del día 14 de noviembre, se nos recordaba la curación de 10 leprosos por Jesús, y cómo solo uno de ellos, samaritano, le dió gracias por este hecho milagroso, y cómo el Señor dijo:

    20 nov 2012 / 16:56 H.

    “¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios? Cristo desea que tengamos un corazón agradecido para reconocer todo lo bueno que recibimos de él: El don de la vida, la salud, el amor que albergamos en nuestro interior, la paz, el bienestar económico que podamos disfrutar en estos momentos de crisis económica, etcétera. Sabemos que la comunicación personal con él, mediante la oración, a la que nos conduce la gratitud y el deseo de ser mejores, es una práctica muy querida por Dios, así como nuestra asistencia a la santa misa los domingos y festivos, ya que la palabra Eucaristía significa “Acción de gracias”. No demos la espalda a Dios cuando cura nuestras enfermedades físicas ó espirituales. Debemos ser como ese leproso que, echado por tierra a los pies de Jesús, agradecía su misericordia para con él. Somos débiles, egoístas, perezosos, y sólo Dios puede ayudarnos a alejar de nosotros estos males de nuestro espíritu. Por tanto, hemos de pedir humilde y confiadamente su ayuda y expresarle nuestra gratitud, cada día, por su incansable bondad.