14 may 2014 / 22:00 H.
Otra vez nos hacemos famosos por noticias infaustas. Lo del cura de Canena, Pedro Ruiz, natural de Sabiote, ha dado la vuelta a medio mundo y nos hemos cubierto de gloria. Pero no nos sorprendamos, la Iglesia nos tiene acostumbrados a estos escándalos. Cuando no es la tragedia puntual de la pedofilia, se trata de unas declaraciones a favor del franquismo, en contra de la memoria histórica, injerencias en la política, y no sé cuántas cosas más. El Jaén profundo aflora a la luz pública de vez en cuando para dejarnos perlas inolvidables. Y todo lo que se ha dicho es poco ya que ahí sigue ese hombre apostolando y desarrollando su labor como párroco, pero esa es la realidad de nuestra provincia y ese es el auténtico calado de la Iglesia católica en nuestras estructuras, un conservadurismo rancio hasta los tuétanos, una postura feudal ante las relaciones humanas y la mujer, y una opinión imperdonable hacia la violencia de género. Las disculpas esgrimidas no dejan de parecer falsas a todas luces, un acto hipócrita alentado por la inercia de los medios de comunicación, que no pueden pasar una oportunidad como esa. Necesitamos un Estado laico sin ambages y un modelo como el francés o el italiano en el que la Iglesia y la religión pertenezcan de una vez por todas al ámbito privado del individuo. La democracia española se hallará en minoría de edad mientras la Iglesia actúe de este modo y se permitan estos atropellos. Aquella homilía no fue un desliz sino una declaración de intenciones. Recordemos que el libro de moda entre el catolicismo es “Cásate y sé sumisa”, escrito por la periodista italiana y opusina Costanza Miriano, publicado por el Arzobispado de Granada recientemente. Por ahí va su sensibilidad. Así que no nos confundamos: estamos ante una cruzada frente a las libertades individuales y colectivas, frente a una merma diaria de los derechos de las personas y de las conquistas sociales, sobre todo de las mujeres, que es la gran baza para conseguir una real emancipación humana.