Nuestras desventuras
Tras la presentación a bombo y platillo del Parque de Aventura Valdeastillas, quedan muchos interrogantes. Sólo se comprenden las descalificaciones al anterior gobierno socialcomunista y a su proyecto de Parque Acuático “sin pies ni cabeza”, en palabras del actual Primer Edil.
Pero se escurren los plazos y los días, la petición para cambiar el viejo proyecto al nuevo, el cual parece que estaba preparado antes de que incluso se anunciara, por el poco margen de tiempo transcurrido. No está nada claro. Lo curioso, señor alcalde, no sólo es que este tipo de parques estén de capa caída en Europa, sino que estemos, y es lo peor sin duda, ante una —otra más— obra faraónica: ladrillo y especulación. O sea, que aquella iniciativa gestionada desde lo público ahora cae en manos privadas, eso sí que es tener pies y cabeza. Se nos anuncia que una “iniciativa empresarial” se hará cargo del proyecto, que todo lo va a pagar esa iniciativa, y no se dice quién es, por qué se va a hacer cargo, qué contrapartidas habrá que darle, cuál será la calidad de esos puestos de trabajo que se van a crear, etcétera. ¿Necesitamos más especulación a base de ladrillo y cemento, cuando eso es lo que ha echado abajo al país? ¿Queda algún iluso que crea que esa iniciativa empresarial viene a repartir “riqueza”? Una vez más nuestros gobernantes le hacen el juego al capital que nos ha arruinado. Señor Alcalde, su ventura es nuestra desventura: ¿a quién vende tan diligentemente el Parque, el de todas nuestras Desventuras?
Juan Carlos Abril es escritor