Nuestra tragona
Desde Jaén. ¡Cómo nos amamos! ¡Cómo nos conocemos! Cómo somos capaces de vivir años sin relacionarnos pero conscientes de que existimos, de que todos los días nos vemos, nos deseamos y sabemos que en cualquier momento nuestras palabras transportarán nuestros sentimientos a nuestras vidas.
Como siempre, es uno de los regalos que puso Dios en vuestro ser de mujer, has sido tú, como mujer, la que ha dado el paso hacia los lados para decirme: ¡Mi Félix, no me había ido, pero ya no puedo aguantar más! ¡Aquí me tienes de nuevo, desgobierne quien desgobierne la ciudad, me da igual, tan solo me importas tú! Soy tu muy amada tragona, alcantarilla, imbornal celebre en la historia de la Avenida del General Muñoz Grandes. Esta que todas las noches, en la oscuridad de una calle con tres farolas solo en una acera —de lo que se quejan los comerciante pero ni puñetero caso—, te recuerda con nuestro “trac, trac” que o te tomas las pastillas ad hoc o te quedas sin dormir por aquello de que pasan los coches sobre mí. ¡Cómo echaba de menos tu música, la dulzura de tu celestial sonido! Y lo que es más importante, y por aquí tengo los recuerdos de nuestra correspondencia de otros años, tendré que deleitarme en escribirte varias veces y ya verás que ahora podremos estar más tiempo unidos, seguro que nos dicen que no hay dinero y que es algo heredado. ¡A ver si no se enteran con la poesía! ¡Iterum dico, iterum se ha roto el imbornal en Muñoz Grandes! ¡Trac, trac, trac,! ¿El algodón para los oídos lo paga Rajoy o ya no?
Félix Martínez Cantos