Real Jaén.-Hasta la defensa hace aguas 1-0

Ni Galera ni Tejera estuvieron finos en la acción que desencadenó la tormenta en una tarde oscura y sombría para el Real Jaén. El defensa no cubrió la pelota con la suficiente seguridad y consistencia, mientras que el portero salió tarde y mal y, para colmo, no blocó el balón. Un error imperdonable. La secuencia posterior fue clara: centro y gol a placer. La falta de comunicación entre ambos resultó notoria. No es la primera vez que se produce  en los últimos años, aunque con distintos protagonistas. Sólo de esta manera podía marcar el Ceuta. El partido estaba hecho para el cero a cero, porque así lo definieron los entrenadores desde la perspectiva táctica. No sorprende en exceso de Carlos Orúe y de Álvaro Cervera empieza a ser habitual. El Real Jaén no tiene gol, pero tampoco lo busca con argumentos. La fijación por no encajar prevalece sobre la creatividad. El equipo toca, rasea la pelota y combina en ocasiones, pero no llega arriba con criterio. Su juego es indolente, poco atrevido y con un trazo amargo, áspero y aburrido. De hecho, ayer casi no tiró a portería. Alguna situación aislada y poco más.
Cuando los equipos sólo responden a planteamientos con escasa sustancia, el premio debe ser el cero en la portería rival. Fue el resultado que debió imperar en el Alfonso Murube. Porque el Ceuta no hizo mucho más que el Real Jaén. Simplemente aprovechar el regalo que le ofrecieron entre Galera y Tejera. El juego giró por ese lamentable fallo, que, además, desquició a los jiennenses. Esparza, Javi Moyano e Íñigo Ros vieron tarjeta de forma incomprensible en seis minutos y dejarán al equipo en cuadro para el próximo partido. Fue, por ello, una derrota con una lectura disciplinaria dolorosa e inexplicable. La dinámica negativa sólo genera situaciones adversas. Y el Real Jaén no levanta cabeza. Encajó el gol y no tuvo capacidad de respuesta. Llegó la precipitación y el querer hacer en veinte minutos lo que no realizó en setenta. La consecuencia fue la de siempre: inoperancia, escasas oportunidades y una imagen poco edificante. Es loable defender bien, pero más lo es atacar con la perspectiva del gol. En Ceuta las dos facetas fracasaron y se dieron la mano en un compromiso que evidenció la ausencia de recursos del grupo de Cervera.
No tiene buena pinta el Real Jaén y, cuando falla en defensa, proporciona una sensación generalizada de desesperación e impotencia. Si hay fallo, la derrota es segura. El equipo tiene tan asumida la ausencia de acierto que no reacciona ante situaciones inestables. No fue una excepción en Ceuta. Marcó Javi Navarro y el partido acabó, aunque quedaran veinte minutos. En ese tiempo, el Real Jaén no hizo nada para igualar el marcador. Fue mucho más astuto el rival, que se dedicó a contemporizar, a perder tiempo cuando la ocasión lo requería y a que el oponente no jugara. Reacción típica de los equipos de Carlos Orúe, fiel exponente también de teorías poco innovadoras.
Dividido en dos y con un planteamiento mucho más arriesgado, casi aventurero, Cervera no consiguió su propósito porque el equipo no tiró hacia arriba. Se ofuscó con el balón, no supo circular entre el tráfico denso que se produjo en el medio campo y terminó como siempre, con la rodilla clavada y cabreado porque, una vez más, el premio fue volver de vacío. No carbura este Real Jaén, lleno de incertidumbre, de incógnitas y, por ahora, sin la sensación de que pueda llegar con los mejores. Un punto en tres jornadas y cero goles en tres partidos son síntomas que revelan que las exigencias no son comparables a la realidad del plantel. Instalado en el undécimo puesto, a seis puntos del cuarto, la defensa del subcampeonato se antoja una utopía. O algo así. José Eugenio Lara /Jaén