“Nos dicen que hemos agotado todas las ayudas”

El tiempo se ha convertido en un enemigo para Pilar Córdoba. Si nada lo impide, el 1 de noviembre, Día de todos los Santos, ella, sus cuatro hermanos y su madre se verán en la calle. Sin un techo. La situación recordará a la que, a principios de año, la abocó a ella y a su pareja, Víctor Manuel Santiago, a la “Acampada Esperanza” para exigir, “en nombre de Dios”, un “¡basta ya de desahuciar familias”. Si nada lo evita, la situación se parecerá mucho a aquellos días y noches que tuvieron que pasar en tiendas de campaña comiendo de la caridad ciudadana, apostados a los pies de la Delegación de Vivienda y clamando por que no haya “gente sin casas, ni casas sin gente”. Todo podrá ser igual, excepto por un detalle: Pilar Córdoba está ahora embarazada “de cinco meses”. Casi el mismo tiempo que, paradójicamente, lleva con su familia alojada en un piso que les ayudó a encontrar y costear Cáritas.

23 oct 2015 / 10:49 H.


La organización dependiente de la Iglesia les financió cinco meses de alquiler, más un sexto de fianza. Seis meses de ayuda que acabaron en agosto. En septiembre, la joven de 30 años logró reunir el dinero para pagar septiembre y este mes recibieron el apoyo económico del Patronato de Asuntos Sociales. Pero noviembre es un salto a un vacío que ya conoce y al que no quiere volver. “No nos gustaría tener que llegar de nuevo a la ‘Acampada Esperanza’ —se sincera—, pero es que nos vemos en la calle”. Hasta 2012, Pilar Córdoba había trabajado en el sector de la hostelería, como limpiadora... “De todo lo que he podido”, dice. Pero hace tres años llegó el paro. Sin trabajo y sin pensión alguna, la situación es tal que ni siquiera puede permitirse una vida en común con el padre de su futuro hijo. “Llevamos 15 años de novios, pero no tenemos recursos para vivir juntos”, indica. A estas alturas, la joven sostiene que ha llamado de nuevo a todas las puertas, pero sin éxito. “Me dicen que he agotado todas las ayudas”, lamenta, agradecida al movimiento de la “Acampada Esperanza”. Dispuestos a remover cielo y tierra para evitar que Pilar Córdoba y su familia se vean otra vez en la calle, una treintena de personas se concentró, ayer, a las puertas de la Sociedad Municipal de la Vivienda (Somuvisa) para exigir a las administraciones públicas una solución y que pongan a disposición de las familias que lo necesitan los “7.000” inmuebles que —en su opinión— hay vacíos en Jaén. En el marco de las Marchas de la Dignidad, reclamaron un listado de las viviendas vacías de la capital, pero les indicaron que esa información “está en manos del Ayuntamiento” y que Somuvisa carece de ella. Frustrados, trasladaron la reivindicación al Patronato con la misma suerte.
Por su parte, desde la Junta, el delegado de Vivienda, Rafael Valdivielso, se reafirmó en sus declaraciones de hace seis meses. Subrayó que, en Jaén capital, el parque público de vivienda de la Junta no tiene pisos vacíos y reiteró: “Quien tiene que dar esa cobertura es el Ayuntamiento a través del Patronato de Asuntos Sociales y, luego, dirigirse a la Delegación”.