'No te tomes en serio la vida, que no saldrás vivo de ella'

"No te tomes en serio la vida, que no saldrás vivo de ella”, la sentencia, que acojona, es de Manuel Nieto, que es exactamente todo lo contrario al misil de principios de obra y milagros que te lanza cuando se le cruzan los cables a cuenta de los chaqueteros de toda la vida, que son legión, o de los soplagaitas de andar por casa, que son muchos más. 

    24 sep 2010 / 16:00 H.

    Ya lo dice el refranero: las apariencias engañan y en “Manolonieto”, también, porque aparentemente es todo lo que aparenta. ¿O no? “El Nieto” es un espécimen en claro proceso de extinción. Como él, pueblan pocos este pueblo grande que es Jaén, muy pocos, quizá ninguno más. Será todo lo políticamente incorrecto que sus enemigos quieran hacerlo, que para eso está la enemistad manifiesta, para hablar mal de uno o de todos los que no son como ellos, catapultados y pertrechados en el establisment de la sopaboba de por vida (y mira que dura y duran los energúmenos de cuello largo y boca facilota). Pero, cuando traba amistad, la guarde a muerte y a muerte aparente se baten en duelo por él muchas gentes del Jaén de toda la vida, los que trabajan el día y los que habitan la noche. No valen excusas ni dudas a su lado, pese al presente anodino y el futuro pluscuamperfecto; nada es menos cierto, pues, más que vive y colea en Jaén; es funcionario de carrera, donde arregla pensiones, añora Barbate y aspira a cambiar el mundo de la mano de la pluma; vamos, con una pluma en la mano, que es el arma de los valientes. No le siguen mucho quienes mandan, que antaño fueron sus amigos y ahora son solo, eso, sus coetáneos. A Manolo no hay dios terrenal que le haya pillado el paso: bueno, si acaso, su hermano Pepe, la antítesis de su poesía mundana. Son muchos los mundos de Manolo Nieto, a los que yo asomo de vez en cuando por invitación expresa si es que el móvil le sobrevive al día anterior y es ahí, en esas citas, donde contemplo tan selecta clientela de la vida, tan sorprendente escuela de convivencia. Jaén no sería la misma sin Manuel Nieto, lo mismo que el Jaén un poco ácrata, un tanto transgresor, el que está esquinado a la vera del tren que nunca paró, no sería igual sin garitos como el “Auringis” o el “Daniel´s”, el “Trujal”, el “Cuadros” o el “Akelarre”, sus mesas camilla de siempre, sus mesas camilla de ahora.

    Juan Espejo