No somos simples números

Cuando se habla de trabajo, de condiciones laborales o de paro, nos tienen acostumbrados a hablarnos de macrocifras, de porcentajes y de progresiones. Que la cifra de paro llegue o no a 5,7 millones preocupa a muchos, solamente por el rédito electoral que pueda provocar esa cifra “mágica”.

    29 jul 2014 / 08:00 H.

    Los dramas personales quedan ocultos, detrás de tantos ceros. Porque, ¿qué hacemos cada uno de nosotros por mejorar las cifras de empleo o las condiciones laborales de los que tienen la suerte de trabajar?. Pues todos, al consumir cualquier producto o servicio, queremos lo mejor al mejor precio, y no nos interesa informarnos de por qué esa señora mayor se levanta a las 5 de la mañana para limpiar escaleras, hasta las 9 de la noche, ni por qué ese señor ha venido desde otro continente para ejercer aquí su oficio de fontanero, ni por qué esa dependienta de la zapatería, que tantas ganas tenía de ser madre, no se queda embarazada, etcétera. A nosotros lo que nos interesa es que las escaleras estén limpias, y que no nos suban la comunidad; que el fontanero nos arregle pronto el lavabo, y que no nos salga caro, y que en la zapatería nos cobren menos que en la de al lado, y nos hagan sentir “Pretty Woman”. Situaciones laborales éticas, requieren una forma de consumo ético. Por eso, los cristianos estamos llamados a fomentar el empleo estable y las condiciones dignas de trabajo, consumiendo de forma responsable; interesándonos por las personas que trabajan a nuestro servicio en el súper, en la gasolinera, en la peluquería, etcétera. Y también, claro, pidiendo soluciones a los políticos.


    Concepción Agustino / Jaén