No somos los únicos responsables
En una página de la izquierda, sin grandes titulares, aparece la noticia de que el noventa y ocho por ciento de maestros y profesores están desencantados con su trabajo. No encuentro palabras para expresar lo que siento ante semejante barbaridad. Indiscutiblemente sí las tengo para decir que mi dignidad personal, no me permite formar parte de esa cifra.
No me siento parte de una sociedad que consiente que se llegue a esto. Me da vergüenza solo pensarlo; vergüenza y pena de ver que la educación no ocupa el lugar que le corresponde. Hemos llegado a un grado de torpeza impensable, ¿pero quién tiene la culpa? Nosotros. Los demás protagonistas, alumnos y padres no aparecen jamás por ningún lado. Me daría con un canto en los dientes si una sola voz dijera que para aprender hace falta trabajar, esforzarse y estudiar. Me parece que aunque la mayoría de los padres son estupendos, algunos están desaparecidos en combate, ¿y quién les pide cuentas? Nadie. Podemos mejorar, claro que sí, y los demás también. Esto no se arregla rellenando infinidad de papeles, esto se supera trabajando hombro con hombro del primero al último. Si alguien tiene ciencia infusa y sabe transmitirla, que se dedique a ello, hoy por hoy se va a poner las botas; pero si necesitamos estudiar para adquirir conocimientos, estudiemos. Aquí somos responsables todos: profesores, padres y alumnos. Y la sociedad debe dejar de sembrar vientos para no recoger tempestades. Seamos inteligentes.
Maestra
Juana Garrido