No más chucrut por favor
Alemania lidera Europa. Parece lógico que un país con 80 millones de personas y la economía más potente de la Unión sea el que más tenga que decir en la política en general y en la economía en particular de la Eurozona. Su ministro de finanzas, el señor Wolfgang Schäuble, ejerce más de comisario europeo que de miembro del gobierno Alemán, el Banco Central Europeo parece un apéndice del Bundesbank y Mario Draghi un leal funcionario de la señora Merkel.
Con esta situación pocos son los que se atreven a contradecir las políticas de austeridad que vertebran la realidad europea desde que comenzó la crisis a finales del 2007. Pero estamos en el 2013 y los 5 años transcurridos han dado para más de un análisis retrospectivo comparando las acciones políticas. Porque aunque en Europa parezca imposible una alternativa, esa alternativa ha existido y ya es posible una valoración razonada. En el año 2009 pocos fueron los países que escaparon de una recesión globalizada, particularmente interesante es el caso de EE UU donde la crisis golpeó primero pero las autoridades políticas reaccionaron implementando programas de estímulo económico. Muchos analistas pensaron que el déficit se dispararía, pero más de 3 años después el déficit estadounidense se reduce a una media superior a la de la Unión Europea, con la diferencia de que las medidas aplicadas en Europa han traído el sufrimiento a millones de ciudadanos y ha puesto contra las cuerdas a varios países. ¿Dónde está el secreto? Pues en una mala previsión, resulta que al crecer la economía crecía también la recaudación de impuestos por lo que dicho incremento podía dedicarse a suavizar el déficit. ¿Y en Europa? Bien, recientemente el economista jefe del Fondo Monetario Internacional Olivier Blanchard informó que se equivocaron en las proyecciones. Pensaban que por cada euro que recortaran los Ejecutivos la economía del país se reduciría 0,5 por lo que el saldo neto sería positivo, sin embargo parece que la reducción real por cada euro ha sido de 1,5, es decir, una desviación de 1 punto que convierte una posible solución en un auténtico veneno para el sistema. Estos datos justifican que la zona euro haya vuelto a caer en recesión en 2012 y sea el principal problema en la marcha de economía global. La pregunta es: ¿por qué Alemania insiste en mantener estas políticas frente a las evidencias? Pues porque la afectación asimétrica de la crisis ha convertido a algunos países en refugios monetarios del dinero que escapa de otros y Alemania ha conseguido financiarse, prácticamente, a coste cero desde el inicio de la crisis. Una verdadera Unión no debería permitir que mientras unos países se desangran otros reciban un exceso de transfusión.
Javier Morallón es profesor de Biología