El jurado declara no culpable a Jesús A. P.
El jurado popular que desde el lunes estudia, en la Audiencia Provincial de Jaén, el caso de la muerte de la enfermera A.O.G., en octubre de 2012, ha declarado "no culpable" a su marido, J.A.P., al que la Fiscalía y la acusación popular consideraban autor del supuesto asesinato de ésta, y para el que pedían 18 años de prisión. En la jornada del miércoles, antes de que el presidente del tribunal, el veterano magistrado Cáliz Covaleda, hiciera sonar la campanilla para dar por concluida la tercera sesión del juicio, ofreció a Jesús A. P. el derecho que tiene todo acusado en una causa penal a pronunciar la última palabra.

El presunto autor del conocido como “crimen de la enfermera” se levantó del banquillo. Agarró el micrófono con determinación, sin titubeos, y se lo acercó a la boca: “Yo no he hecho nada de lo que se está diciendo aquí”, aseguró, mirando a Juan Manuel Fernández Aparicio, el representante de la Fiscalía que lo acusa de asesinato: “Yo soy inocente”, remachó.
Jesús A. P., el alto funcionario de la Universidad de reputación intachable, se volvió para buscar la mirada cómplice de sus familiares y amigos, aquellos que durante las tres sesiones del juicio han llenado la sala de vistas de la Audiencia. Con muchos se fundió en un abrazo, como ha hecho durante todos estos días.
A partir de hoy, el caso está ya en manos del jurado popular. El presidente del tribunal ha citado a las partes a las diez para entregar el objeto del veredicto, es decir, el cuestionario de hechos sobre el que deliberará el jurado. Aborda los hechos que se han de considerar probados y sus respuestas pueden ser favorables o desfavorables para él. Los nueve miembros del tribunal popular han de contestar a una serie de preguntas, de forma individualizada. Para que la pregunta se pueda dar por contestada, tiene que haber siete votos coincidentes, en el caso de que sea desfavorable para los acusados, y únicamente cinco, si le beneficia. Después, los nueve ciudadanos (cuatro mujeres y cinco hombres) tendrán que votar y alcanzar “sin odio ni afecto” un resultado factible: Siete votos para la culpabilidad y cinco para la absolución. No hay plazo para emitir un veredicto. Hoy llega el momento del jurado.
Juan Manuel Fernández, fiscal: "Antonia no se mató sola, la asesinaron y fue el acusado"
“Antonia no se mató sola. La asesinaron y no pudo ser otra persona que el acusado”. Así empezó el fiscal Juan Manuel Fernández Aparicio su alegato final para tratar de convencer al jurado de que la muerte de la enfermera fue un crimen cometido por su marido.El Ministerio Público sostuvo que Jesús A. P. mató a su mujer, Antonia González, golpeándola en la cabeza mientras ella dormía y asfixiándola después con un objeto blando, como una almohada. El fiscal incluyó este último aspecto en su relato para justificar que el cadáver de la víctima no presentara signo externo de haber sido estrangulada. Reiteró que lo hizo porque no pudo superar una infidelidad de su esposa. El representante del Ministerio emitió el cargo de asesinato contra Jesús A. P. apoyado en el trabajo de los forenses del Instituto de Medina Legal de Jaén. Estos especialistas, que realizaron la autopsia de la víctima, certifican “sin ningún género de duda” que el cadáver de Antonia presentaba “numerosos signos de violencia”. Enumeró los hematomas internos detectados en la cabeza, la cara y la cabeza, “lesiones que fueron causadas mientras en vida”. “Ella murió asfixiada y no lo digo yo, sino especialistas de prestigio. Son los peritos públicos, objetivos e imparciales, que actúan al servicio de la Administración de Justicia”, añadió. En este punto, el fiscal cuestionó la validez de los forenses “privados”, “elegidos y contratados por la defensa”. “Mi experiencia me dice que esos informes de parte solo dicen lo que a la defensa le pueda interesar”, argumentó Fernández Aparicio, quien recordó que realizaron su dictamen “basándose en fotos”.
El representante de la Fiscalía señaló directamente a Jesús A. P. como el autor de la muerte. ¿Por qué? Era la única que persona que estaba con ella: “Solo él pudo taparle la boca y la nariz”, añadió. Al respecto, expuso que se encontró ADN del acusado bajo las uñas de la víctima: “Esos restos no son fruto de un intercambio pacífico de vestigios, como dice la defensa. Indican que hubo un intento fallido o mínimo de lucha, de intentar defenderse”, concluyó el fiscal. Reclama 18 años de cárcel.
Diego Ortega García, abogado de la defensa: "El cadáver no presentaba signo alguno de violencia"
Diego Ortega comenzó su intervención final con una frase que se ha escuchado miles de veces en las películas: “Todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario”, dijo el letrado que representa a Jesús A. P. El abogado defensor basa sus argumentos en que ni tan siquiera hubo crimen: “El cadáver de Antonia no presentaba signo alguno de violencia ni interno ni, mucho menos, externo”, explicó durante su informe. En su discurso final ante el jurado, la defensa sostuvo que las lesiones de las que habla la Fiscalía se produjeron después de la muerte, por la manipulación durante la autopsia o por la posición del cuerpo, tumbado en la cama y con la cabeza colgando que propicia congestión facial. “Tiene clara base científica” señaló el letrado, citando a los cuatro peritos contratados por la defensa, que son los que plantearon esta explicación a los hematomas internos que tenía la víctima en la cabeza, en la cara y en el cuello. “Esos informes no tienen menos valor que los oficiales”, dijo para defender su decisión de acudir a peritos privados para contrastar los informes del IML y de Toxicología. “Me acusan de matar a mi mujer. Qué menos que pedir más opiniones”, argumentó el letrado.Diego Ortega pasó entonces a analizar los “errores” cometidos por los forenses que hicieron la autopsia de la víctima, a los que acusó de haber empleado una técnica no recomendada, de no haber hecho una recogida adecuada de muestras y de no haber tomado la temperatura corporal del cadáver.
El abogado se detuvo especialmente en este aspecto. “Si se hubieran hecho bien las cosas tendríamos una hora más aproximada de la muerte de Antonia, o que confirmaría que ella falleció cuando su marido no estaba en el piso”. Criticó, igualmente, que los forenses no buscaran de la forma adecuada “Propofol” en el cuerpo, el medicamento que, según la defensa, pudo causar la muerte de la mujer. Por último, calificó de “absurdo” el hecho de que un problema “afectivo” de 2010 pudiera desembocar “en un supuesto crimen”, rechazando así el móvil planteado por la Fiscalía.
Vídeo sobre la reproducción del audio del 112 en el juicio: