“No insulté al árbitro”
¿Qué pasó en el túnel de vestuarios de Linarejos? Esa es la pregunta que, 48 horas después de concluir el encuentro entre el Linares y el Cádiz, todavía se hacen muchos aficionados, puesto que las versiones del árbitro madrileño Ortiz Arias —reflejadas en el acta— y del Linares son contradictorias. Según el colegiado —a instancias de uno de sus asistentes—, hubo de todo en el túnel de vestuarios, desde una “agresión” de Rafa Payán al defensa del Cádiz Mantecón a “insultos” de todo tipo de Chico y Joselu —jugadores que ni siquiera estaban convocados— hacia su persona, además de un “puñetazo de manera violenta y con actitud intimidatoria” de Torres a la máquina de café que hay en esa zona del Municipal de Linarejos.
La redacción arbitral acusa a Chico y Joselu de llamarlos “hijos de puta” y de calificar su actuación como “una vergüenza”. “Habéis venido a reíros en nuestra puta cara, sois una vergüenza y deja de reírte”, continúa Ortiz Arias en el anexo al acta, que no hacía pública hasta las 03:27 del lunes y ya desde su domicilio, es decir, ocho horas después de que acabara el encuentro. También detalla el lanzamiento de una piedra que impacto en el asistente de tribuna, así como las tres únicas expulsiones del encuentro del banquillo local —y no siete como recogieron distintos medios nada más conocerse lo ocurrido— al médico, Antonio Agustín, al fisioterapeuta, Nomberto Berzosa, y al utillero, Salvador Blázquez.
Los protagonistas de los altercados ocurridos en el túnel de vestuarios niegan la mayor. El capitán del Linares, Francisco Pérez Pérez, “Chico”, asegura que en ningún momento profirió exabruptos hacia el árbitro asistente. “Tan solo dije —explica Chico— que todo era para el Cádiz y entonces se empezó a reír”. Acto seguido, el defensa de Lupión le espetó: “Y encima te ríes en nuestra cara. Hay que tener poca vergüenza. Nada más”, relata Chico, quien se expone a una sanción de entre cuatro a doce partidos, al igual que Joselu y que Rafa Payán, aunque en el caso de este por una supuesta agresión.
Torres ratifica todo lo manifestado por sus jugadores y apunta que el manotazo que le dio a la expendedora por rabia, pero nunca en los términos que refleja el colegiado. En este sentido, añade: “Lo único que le dije al línea es que, durante todo el partido, le hablé con respeto, y se puso a reír. En ese momento, me gire y le recrimine su actitud, pero sin insulto alguno”, insiste Torres.
Recurso. La junta directiva celebró ayer una reunión de urgencia para analizar lo ocurrido y anunciar que realizará cuantas acciones sean oportunas para “defender los intereses del club en los estamentos federativos y comités correspondientes”. Ahora toca esperar a que el juez único de Competición adopte una decisión sobre estos acontecimientos.