No hay cabeza que lo soporte
Rapidez. Alguien dijo que la Justicia lenta no es Justicia. La resolución final del caso de los ERE fraudulentos no puede eternizarse en la noche de los tiempos, con la indefensión supina que genera en los imputados, preimputados, aforados y demás “categorías” que la juez Mercedes Alaya tiene el honor de adjudicar a determinados dirigentes socialistas según avanza la instrucción.

Lo de esta semana ha acabado por rizar el rizo: Un documento despiezado con premeditación y alevosía para filtrarlo por fascículos. La exposición razonada que ha remitido la magistrada sevillana al Tribunal Supremo para que decida sobre su competencia sobre nueve aforados se daba a conocer primero con siete nombres, encabezados por José Antonio Griñán y Manuel Chaves. El día siguiente supimos que también estaban en esa lista los jiennenses exconsejeros Gaspar Zarrías y Mar Moreno y el viernes, que se cifraba en 855 millones de euros la cantidad de la trama destinada para la “ilegal aplicación de fondos públicos”.
Si el documento en cuestión tiene alrededor de trescientas páginas, podemos llegar con esta serie de entregas por fascículos hasta Navidad. Sería bueno que el Supremo tuviera a bien admitirlo a trámite, no porque este Alto Tribunal sea competente o deje de serlo, simplemente por descargar de trabajo a la señora juez, porque lo que lleva encima no hay cabeza humana que lo aguante.
La cara y la cruz. El domingo pasado cambió el turno a un compañero de trabajo por hacerle un favor y camino del curro a él le cambiaron la vida. Javier García, el bombero que fue arrollado por un coche cuando iba en moto a comenzar otra jornada laboral, se recupera poco a poco, aunque le queda un calvario por delante. No es un tópico lo que dice: “He vuelto a nacer”, por eso valora hasta el infinito todas las muestras de cariño que recibe desde el primer momento y que lo están dejando sorprendido.
Empezando por su jefe directo de Servicio, José Miguel de la Torre, que adelantó la vuelta de un viaje para estar con él desde el primer momento, hasta sus compañeros del cuerpo o el personal sanitario del hospital. Javier llevaba apenas dos meses aquí y, aunque todo haya sido a raíz de un accidente, ya sabe que en Jaén hay buena gente. Tan buena como él.
Agua turbia
La empresa que gestiona el agua se ha lucido. Será legal, si así lo dicen los que saben de leyes, pero moralmente es vergonzoso. Con el último recibo de Aqualia llegaba un papelito, que pocos habrán leído, diciendo que si no dices que no, dan por hecho que pueden usar tus datos como les plazca. Cuando debería ser al contrario, que uno diese el consentimiento expreso. Consumidores, a través de Facua y la federación de vecinos OCO, han puesto el grito en el cielo. El Ayuntamiento debería poner orden antes de que cunda la indignación.