“No es piratería, sino parasitismo”
Ocho meses se cumplen desde que decidiera dar un “paso adelante” para ser la cara visible y el gestor de la SGAE en el momento más complicado de su historia, tras los escándalos judiciales y la lucha de poder en su seno. No es fácil la tarea de José Luis Acosta, el “primer guionista de televisión” al frente de la institución. Nacido en Úbeda y criado entre Torreperogil y Sabiote, vivió allí hasta los doce años, pero antes descubrió, en las calurosas noches de verano, frente a las pantallas de cine, comiendo pipas, sus ganas y su interés por escribir y hacer cine.

—Como presidente de la SGAE, uno de los asuntos de actualidad que más le competen es la nueva Ley de Propiedad Intelectual que, tras un año de consultas del anteproyecto, fue aprobada por el Consejo de Ministros. ¿Ha mejorado en ese tiempo?
—Sí, claro. El Gobierno ha escuchado las propuestas que les han llegado y ha mejorado el texto, pero, aun así, queda mucho por hacer. Esperemos que el debate parlamentario siga mejorando una ley que es dolosa para los autores y la gestión colectiva. Es una ley extraña con respecto a la legislación europea, ya que se acaba de aprobar en Bruselas normativa de gestión colectiva, que hace que esta ley tenga ya una fecha de caducidad, por lo que se tendría que reformar en dos años. Es extraño que se haga una ley cuando en Europa se trabaja en otra de mismo contenido.
—¿Sería una ley que no ha “nacido” y ya está desfasada?
—Sí, sería un poco anacrónica. Además intenta liberalizar un mercado con contradicciones, como sería el control tarificario. No estamos de acuerdo en que el valor de nuestro repertorio o de nuestras obras valga un 30% menos que en el resto de Europa o que intente colarse en el terreno de negociación y convenios que tenemos desde hace muchos años. No entendemos por qué se meten en la relación contractual entre entidades de gestión y usuarios, cuando eso es el mercado.
—Les quieren imponer la tarifa que cobran por su trabajo.
—Este es uno de los aspectos más importantes, pero también el hecho de que la nueva ley transpira la idea de debilitar las entidades de gestión colectiva. Si somos ahora mismo poderosos es por la situación del castellano en el ámbito internacional. Hay un ánimo global del castellano como potencial cultural y artístico. Y ahí debemos estar y ser vanguardia. Además, representamos en Europa a 23 entidades de gestión latinoamericanas y tenemos un potencial enorme en Estados Unidos. Tenemos unas posibilidades extraordinarias de vender esta marca España de la que tanto se habla y no es otra que nuestros autores y artistas. En ese sentido, tenemos un prestigio enorme y que legislativamente nos hagan más débiles me parece un error de política cultural, económica y de estrategia. Pero no debemos olvidar que también hablamos del trabajo de más de 150.000 autores a los que representan las entidades de gestión. No entendemos que, con la que está cayendo, quieran que nuestro trabajo valga menos.
—Accedió a presidir la SGAE en su momento más difícil. ¿Qué le empuja a tomar la decisión?
—Creer que se pueden hacer las cosas mejor. Es bueno dejar de quejarse, ser optimista y emprendedor para mejorar tu entorno, y di un paso adelante. Creí, creo y sigo creyendo, y ahora más si cabe, que se puede mejorar la gestión colectiva. Y en este camino hay que adaptar esta “casa” al siglo XXI.
—¿Y cuál es el balance de estos casi ocho meses?
—Hay aún mucho por hacer. Esta institución estaba mal acostumbrada a un cierto inmovilismo e ingresaba haciendo poco. Hay que buscar nuevas fuentes de ingreso, que la Red sea rentable, que llegue el dinero de una forma más justa a los creadores, no migajas como ahora. Nunca se ha creado tanto ni nunca ha llegado tan poco a los que crean. También tenemos que sanear toda la losa patrimonial que hemos heredado de la gestión de los últimos años. Es una cuestión complicada y nos hipoteca el futuro. Son muchos frentes y tenemos que estar ahí, pero creemos que vamos por el buen camino.
—¿La tecnología ha ayudado o perjudicado más a los autores? ¿Se pueden hacer respetar sus derechos en internet?
—Son dos cuestiones: una la de el respeto a los derechos de autor y otra la de organizar un negocio que no lo está. No es correcto un mercado en el que los distribuidores ganan muchísimo y los creadores de contenidos no llegan. Algo falla. Además, no se pueden hacer leyes que no protejan a los indefensos creadores en esta vorágine que es internet. Y en cuanto a la piratería, —aunque a mí no me gusta ese nombre por el halo de romanticismo, yo lo llamaría más bien parásitos—, yo creo mucho en la pedagogía, en educar a las nuevas generaciones.
—¿La presidencia de la SGAE le deja tiempo para continuar su carrera como guionista?
—Sí, trabajo, sobre todo, en el mercado latinoamericano y americano. Acabo de terminar un guion para un documental que dirigirá Andy García y trabajo también para una serie mexicana y otra en Miami. Ya desde hace varios años estoy muy vinculado a este mercado.
Un guionista que descubrió el cine en los cálidos veranos de Torreperogil
José Luis Acosta (Úbeda, 1961) es guionista y director de cine y televisión, y socio de la SGAE desde 1994. Acosta ha trabajado como técnico en más de quince películas en diferentes departamentos. Su primer cortometraje, titulado Subterráneo, lo realizó con 16 años. Además, ha participado como ponente y profesor en numerosos cursos de escritura para guionistas. Entre su prolífico currículum como creador audiovisual, destaca su labor como guionista en más de diez series de televisión, así como en el mediometraje producido por Elías Querejeta en el proyecto Siete huellas y en los largometrajes Gimlet, con Ángela Molina y Viggo Mortensenn como protagonistas, y No dejaré que no me quieras, protagonizada por Pere Ponce y Alberto San Juan. Asimismo, se ha hecho cargo de la dirección de contenidos en exitosas series de televisión españolas y latinoamericanas, cortometrajes y documentales. Actualmente, preside la SGAE desde el 28 de julio de 2013.