No digas de este agua...

Decía Ortega y Gasset que el nacionalismo es una manía, un callejón sin salida y que el europeo no se puede habituar a un tono menor de existencia, a no mandar ni a mandarse. Esas eran algunas de las ideas de su sueño de Europa y en esta visita a las instituciones europeas uno constata, de cerca, los logros y el trecho pendiente para construir una Europa fuerte.

Con la tormenta económica, vuelven los discursos de ombligo, el proteccionismo o la xenofobia, mejor o peor disimulada, porque el vendaval parece doblegar el discurso europeísta. Pero resulta paradójico que sea el euro el que ofrezca, ahora, un refugio sólido en el que cobijarse. Hace frío, pero fuera de la zona euro hiela. Que se lo digan a la maltrecha economía de Irlanda, que negó conocernos. Lo dice el dicho popular (alguna variación hemos conocido en nuestro viaje), “no digas nunca de este agua no beberé…”. Porque, en estos momentos, ese denostado euro es una de las mejores cartas de presentación de la Unión Europea. Esa idea del euro protector fue esgrimida por el eurodiputado popular Gerardo Galeote, intercalada entre forraje electoral contra la negociación del gobierno socialista de las ayudas europeas y dardos profusos contra la Junta. Mabel Lozano, eurodiputada del PSOE, puso una imagen gráfica y explicó que cinco en un taxi montan una cooperativa y que el campo andaluz requiere de interprofesionales. Florencio Luque (PP), por su parte, después de criticar y alabar en la misma respuesta la utilización de las subvenciones en el olivar, dio una apreciación personal que no llega a titular: “Las ayudas no desaparecerán en 2013, no será de forma brusca, serán selectivas”. Ahí queda. Willy Meller (IU), sin anestesia, dijo que había que intervenir la banca y a cientos de kilómetros a Botín se le caería la tostada al suelo. Destaco, no obstante, la experiencia que compartió con nosotros sobre su visita al centro de detención de inmigrantes en la isla italiana de Lampedusa. Un “descenso a los infiernos” que también es una realidad en esta Europa confusa. Luis Yañez, señor Lobo, resuelve problemas diplomáticos, calificó a Luis Herrero, por su conflicto diplomático en Venezuela, de “reina por un día”, aunque en el avión al periodista-político no le vi corona, si, acaso, una melenilla aznariana despeinada, por la cabezadilla de rigor.
Franz Fischler, sin estar, fue recordado por su papel de villano en la película de terror OCM. Las pesquisas llegaron hasta 2008, al menos, que ejercía de presidente del Foro Ecosocial Europeo (¿?) y consta que se pasea por Bruselas, en plan lobby, para “asesorar” a los agricultores. Acaban las notas de este viaje, en la semana en que dos submarinos nucleares europeos chocaban en aguas del Atlántico y el presidente checo, Václav Klaus, a la sazón presidente de turno de la UE, acusaba al Parlamento Europeo de totalitario. Es carne de monólogo, pero también Europa.