No andará nunca
Verdaderamente es digno, justo y necesario decir, claramente y sin terceras vías, que harían más penoso el que dos fuesen usadas, la total verdad sobre el movimiento del tranvía. Por más que nos duela, el tranvía no puede andar. Tan solo la venida de Jesús de Nazaret y el que en su infinita misericordia, se compadeciera de este humilde lugar y sin mirar a los ricos catalanes y si a los humildes jaeneros, dijera aquello de ¡Tranvía! ¡Levántate y anda!, conseguiría que este anduviera o anduviese.
Este fluir de la tontería tranviaria es lo que de ella emana cuando leo la pregunta de que cuándo va a andar el misterioso tranvía. ¡Nunca, nunca andará! A lo máximo que podría llegar es a rodar, rodar y rodar soportando y asumiendo todas las culpas de los males pasados, presentes y futuros. Males, muchos de ellos que se produjeron antes del primer golpe de martillo. A título de exclusiva os puedo desvelar que se están realizando investigaciones varias. Se puede demostrar que la manzana de Eva, que tal ruina nos costó, fue parida por el tranvía, soñad y os quedareis cortos. Pero no queda ahí la cosa, y fundamentados son los que demuestran que el derrumbamiento de la Torre de Babel fue generado por un descarrilamiento de este tranvía y todo ello porque no se entendieron las transmisiones de las órdenes cruzadas entre el catalán y el andaluz. ¿Quién lo iba a imaginar? ¿Quién? Pues muy sencillo. Id al Ayuntamiento de Jaén y se lo preguntáis a los que mandan. ¡Asombroso, pero cierto!
Escritor
Félix Martínez