Niños conocen los beneficios de la dieta mediterránea
Con la riqueza de la dieta mediterránea y la diversión de elaborar sus propios platos de comida, un grupo de niños de entre 6 y 12 años, participó en un taller de cocina.

Convocados en el Centro de Interpretación del Olivar y Aceite, los pequeños aprendieron de la gerente del centro, Soledad Román Herrera, quien impartió el curso. La participación fue mayor a la prevista, de manera que fueron 17 los menores que ocuparon la maravillosa cocina del afamado centro. “Hay niños que se han quedado fuera por la gran demanda que hemos recibido”, declaró Román. De hecho, es muy probable que la iniciativa se vuelva a repetir, para contentar a quienes se quedaron en lista de espera. Ilusionados, los pequeños entraron en la cocina ataviados con su delantal en que el estaban identificados con sus nombres. Cada uno disponía de su silla alrededor de la gran mesa de la cocina, donde se encontraban todos los ingredientes que, más tarde, utilizarían en la elaboración de varias recetas. También se les proporcionó un cuchillo de cocina de plástico, para que pudieran ayudar a preparar los ingredientes y a cocinar las recetas.
Por su parte, la gerente del centro explicó a los niños la importancia de una buena alimentación para el organismo, apoyada por un gráfico con una pirámide alimenticia. Soledad Román detalló la cantidad recomendable que se debe consumir de cada producto al día. “Hay que comer de todo, pero en su justa medida”, aclaró.
El papel que juega el aceite de oliva virgen extra en la dieta mediterránea también fue abordado en el taller. Durante el taller los menores se mostraron participativos de forma que uno apuntó: “Tiene que ser aceite del bueno”. La monitora subrayó la importancia de realizar ejercicio físico para estar sano, así como del consumo de agua en la dieta para estar bien hidratados. “Debéis tomar entre cinco y seis vasos de agua al día”, comentó Soledad Román.
A continuación, los menores reconocieron los productos que les presentaron como verduras, hortalizas, frutas, pescado, pan, lácteos y frutos secos, entre otros. Después, la monitora les explicó para qué los utilizarían en el siguiente paso. Las recetas programadas para el taller fueron “humus” de remolacha, “nuggets” de merluza, magdalenas de zanahoria bañadas en chocolate, tortitas de brócoli con queso y, por último, un refrescante granizado de melocotón.
Los principales objetivos del taller de cocina fueron inculcar a los niños hábitos saludables para una alimentación sana y equilibrada, así como compartir con ellos el interés por iniciarse en el mundo gastronómico. También se pretendió promover la educación nutricional en los menores y estimular su imaginación, creatividad y el trabajo en grupo.