Ningún inmigrante se “apunta” al plan para retornar a su país
Rafael Abolafia / Jaén
El Plan de Retorno voluntario para inmigrantes ha “pinchado” en Jaén. Ni un sólo extranjero censado en la provincia se ha acogido a las medidas del Gobierno, a pesar de que ya llevan más de un mes en vigor. El miedo al desarraigo puede, por el momento, con los fantasmas de la crisis, el paro y la precariedad.

El Plan de Retorno voluntario para inmigrantes ha “pinchado” en Jaén. Ni un sólo extranjero censado en la provincia se ha acogido a las medidas del Gobierno, a pesar de que ya llevan más de un mes en vigor. El miedo al desarraigo puede, por el momento, con los fantasmas de la crisis, el paro y la precariedad.
El plan de Trabajo es muy simple y tiene como objetivo favorecer al vuelta a sus países de origen de los extranjeros que hayan perdido sus puesto de trabajo. Como contraprestación, podrán cobrar casi de un golpe la prestación por desempleo a la que tienen derecho. El 40 por ciento se les ingresará una vez que su solicitud haya sido aprobada. El resto lo recibirán ya en su tierra, como muy tarde 90 días después de la realización del primer pago y una vez que se hayan comprometido a no regresar a España para trabajar durante tres años. Es el dinero que recibirían si se quedaran aquí, pero que en sus países de origen, puede llegar a ser una suma considerable.
No obstante, ningún inmigrante se ha apuntado todavía al Plan de Retorno del Gobierno, a pesar de que en la provincia se estima que podría haber miles de candidatos. ¿Los motivos? Muchos piensan que las condiciones impuestas son demasiado severas. Esto es, prefieren aguantar el chaparrón de la crisis antes de renunciar a los permisos de residencia y empleo, los ansiados papeles por los que tanto han luchado. Además, hay que tener en cuenta el miedo al desarraigo, el segundo que sufrirían en su experiencia vital después de abandonar sus países. De hecho, muchos han hecho vida en la provincia, han tenido hijos y están asentados. Marcharse ahora supondría un volver a empezar demasiado doloroso. Así que prefieren quedarse y esperar tiempos mejores.
Miembros de la comunidad ecuatoriana, una de las más numerosas, celebraron una reunión a finales de noviembre para estudiar el Plan de Retorno. Fueron informados de las “ventajas” del Plan por representantes de su embajada. Sin embargo, ninguno se ha atrevido todavía a dar el paso.