Ni en frío ni en caliente

Nuestro presidente del Gobierno, al que se podría aludir como “señor Rajao” en lugar de su verdadero apellido, ha venido demostrando a lo largo de toda su legislatura, si bien en los últimos días es algo que ha ido “in crescendo”, una suerte de cobardía y de falta de sangre sin precedentes en un dirigente político de semejante nivel.

    18 nov 2015 / 10:51 H.

    Lo vimos respecto a ETA, lo hemos visto recientemente respecto a la situación aberrante de secesión de Cataluña, situación en la que ha tenido cuatro hermosos años de legislatura con mayoría absoluta para no tener que dar lugar al extremo en el que se encuentra y que veremos a ver cómo acaba. En la última escena en la que ha sacado a relucir su falta de coraje y su vena laxa ha sido con ocasión de los fatales atentados en París, a raíz de los cuales lejos de postularse firmemente a favor de combatir militarmente a tales sujetos y lo que representan, ha vuelto a apelar a lo que viene siendo una rutina en él: Lleguemos a acuerdos pero que sean otros los que me solucionen la papeleta. En fin, un discurso cómodo, vendido bajo el envoltorio de la prudencia que no esconde si no una falta de determinación y una cobardía indigna de un mandatario que aspira a solucionar los problemas del pueblo al que dice representar.
    José Luis Martínez Padilla