16 ago 2015 / 08:44 H.
El aceite roza máximos históricos ante la escasez de producto y, sobre todo, ante la posibilidad de otra campaña con escasa producción. Así se han llegado a cerrar operaciones donde el precio alcanzó los 4,48 euros por kilo de virgen extra. Esta escalada de precios está directamente relacionada con la pésima última campaña de recogida y puede ser una tónica para el próximo año ante la escasez de lluvias que reducirán el fruto. En este contexto, el precio del virgen y el lampante también suben su cotización. El problema desde la óptica de un provincia productora como Jaén es que el margen de beneficio no repercute ahora directamente en los olivareros porque las operaciones se cerraron antes de esta escalada. Así, en estos momentos, casi no se ejecutan operaciones de venta por lo que el beneficio lo obtienen quienes en su día cerraron acuerdos muy por debajo del precio actual. De los precios irrisorios de comienzos de año, con 1,89 euros, muy por debajo de la rentabilidad del agricultor, se subió de manera continuada hasta alcanzar un precio que de no ser coyuntural sí que podría perjudicar al sector, en el sentido de que el consumidor pudiera mirar hacia otras grasas más baratas. Pero frente a este argumento también hay que ponderar la relación directa que el consumidor establece entre virgen extra, gran calidad y efectos para la salud. De mantenerse estos precios, no estaría de más comenzar desde el propio sector una campaña para recordar las virtudes del producto, al margen de otras iniciativas que consoliden el abastecimiento dentro de los parámetros de calidad que tiene la marca “Jaén”. Lo que es evidente es que quien haya guardado tiene una opción única de hacer un gran negocio.