09 oct 2015 / 11:25 H.
Después de un interminable verano de calor y sequía, tanto climática como literaria, comienza la nueva temporada de artículos de opinión en este diario que sentimos tan nuestro todos aquellos que, como él en su cabecera, llevamos el nombre de Jaén, grabado en nuestra mente. Quiero dedicar el primer escrito de esta nueva e ilusionante etapa literaria a mi pueblo Torreblascopedro y su pedanía Campillo del Río, que en estos días son noticia recurrente debido al coraje y firmeza cargada de razones con que ambos pueblos, todos a una, como en la famosa obra Fuenteovejuna, están exponiendo la penosa e injusta situación en la que se encuentran desde siempre debido a la falta de infraestructura viaria que les permita comunicarse directamente y sin necesidad de dar rodeos de más de 50 kilómetros con los pueblos de la ribera sur del Guadalquivir y la capital de la provincia. La línea recta no siempre es la distancia más corta entre dos puntos, sobre todo si hay que salvar un río y todo lo que tenemos para hacerlo es un vado inundable entre Campillo y Vados de Torralba. La economía de estos pueblos es interdependiente, y cuando más se hace necesario un puente decente para cruzar el río es precisamente en la temporada de la aceituna, en la que trabajadores agrícolas cruzan una y otra vez todos los días por ese vado para ir a faenar allá donde hay trabajo, ese bien tan escaso en nuestra tierra. No es de recibo que haya que recorrer el río en dirección este hasta el Puente del Obispo, o en dirección oeste hasta Mengibar con la vuelta correspondiente en ambos casos, lo que supone un gasto importante de tiempo y dinero (40 minutos de viaje en coche por carreteras mejorables) para recorrer una distancia real de tres kilómetros que podría hacerse en 5 minutos si se construye el puente que mis paisanos piden con toda justicia. En este diario, ya se ha dicho que la gente se harta y con razón, modestamente me me uno al clamor de un pueblo que espera solución a un problema al que ninguna administración tiene por ahora interés en resolver, o al menos eso es lo que se deduce de lo actuado hasta el momento. Queremos un puente y lo queremos ya porque pagamos impuestos y lo necesitamos.