NATIVIDAD MEGÍAS IBÁÑEZ "Siempre intento tratar a los niños como si fueran los míos"

ANA DOMÍNGUEZ MAESO
Natividad Megías Ibáñez tiene treinta y tres años. Nació en Jaén, ciudad en la que se crió. En la actualidad está casada con Ángel y viven en Jamilena, muy cerca de la capital. Tiene dos hijos, Carlos, de cuatro años, y Alicia, de 16 meses. Es la directora de dos centros infantiles de Jaén, Babies y Babies II.

    26 jun 2011 / 09:49 H.

    —Nati, ¿por qué su paraíso es el mundo de la infancia?
    —Los niños me han gustado desde que tengo uso de razón. Soy la mayor de cinco hermanos y el más pequeño de ellos nació cuando yo tenía catorce años. Acababa de empezar a estudiar Jardín de Infancia y fue para mí un muñeco, quería sacarle de paseo, cambiarle el pañal, darle el biberón... Así todo lo que iba aprendiendo en el instituto, lo ejercitaba con él. Si me enseñaban que a tal edad los niños tenían que dibujar tal o cual cosa, yo ponía a mi hermanito con un folio y un lápiz para comprobar si lo hacía o no. En resumidas cuentas, fue mi “muñeco de prácticas”.
    —-¿Cómo se decidió a montar un centro de educación infantil de primer ciclo?
    —Siempre quise trabajar haciendo lo que realmente me gustaba y para lo que me había preparado académicamente, pero montar un negocio, perteneciendo a una familia de siete miembros, donde solo trabajaba mi padre, era muy complicado. Pero por cuestiones de la vida, un día vi en una revista el traspaso de una guardería. Mi padre me animó a llamar y pedimos precios.  Toda mi familia me animó mucho. Mis padres pidieron un préstamo e hicieron lo imposible para que yo realizara mi sueño. Nunca sabré cómo agradecérselo. Hoy tengo dos guarderías gracias a ellos y a su esfuerzo.
    —¿Cómo fueron sus principios como empresaria?
    —Fueron muy duros. Comencé a trabajar con dieciocho años con niños muy pequeño, y, claro, la gente, en principio, no confía mucho en alguien tan joven. Ahora que yo tengo hijos, lo entiendo, pero, bueno, ahí estaba, comencé con tres niños. El resto del tiempo que no estaba con ellos hice todo tipo de trabajos, para poder pagar el préstamo que había pedido mi padre. Trabajé en Telepizza, como representante de libros en una editorial, como comercial, vendí Termomix. En fin, todo lo que caía en mis manos para poder seguir adelante. Poco a poco, fue corriéndose la voz de que aquella guardería iba muy bien, que el trato era estupendo —siempre intenté tratar a los niños y a su familia como si fuese la mía propia— y la clientela empezó a crecer y a crecer. Surgió el segundo negocio por un cliente, que le gustaba mucho mi forma de trabajar. Él tenía dinero y quería invertir en algo. Me propuso formar una sociedad, donde yo fuese la directora.
    —En casa, ¿cómo compagina su vida con la laboral?
    —Mi gran ilusión era ser madre, pero me costó mucho trabajo quedarme embarazada. Me deprimía mucho, siendo los niños mi gran ilusión, no poder tener los míos propios. Por fin di con un médico que me tranquilizó mucho, ya que me dijo que era una mujer sana y que, con tranquilidad, no debía tener problemas para concebir. Efectivamente, enseguida me quedé embarazada y nació mi hijo Carlos. Después nació Alicia y ambos han venido a completar esa necesidad de desarrollar mi instinto maternal. Mis hijos son mi vida, me siento plenamente feliz con ellos.
    —¿Cómo se las arregla para compaginar la casa, los niños y el trabajo?
    —No es fácil, pero yo digo siempre que trabajo en todas partes a media jornada. En el centro, trabajo cuatro horas, pero en mi casa, si digo 12 horas, digo poco, pues con internet, me llevo todo el papeleo de la guardería y lo termino. Además, las últimas tecnologías me permiten comunicarme con los padres por medio del correo electrónico. Como el nuevo sistema educativo contempla la educación de 0 a 3 años, pertenecemos a la Junta de Andalucía y todos los documentos a través del programa Séneca los puedo enviar desde casa cuando, por ejemplo, los niños duermen la siesta. No me queda más remedio que traerme el trabajo a casa, pues son dos guarderías, con su personal. Una más pequeña, la primera que monté, en la que están contratadas dos personas: una titulada en Inglés con Educación Infantil, que además es mi hermana, y la otra, una maestra, que hizo las practicas conmigo, me gustó mucho cómo trabajaba y ahora está contratada con nosotros. La otra guardería es más grande para abarcar toda la demanda que teníamos pendiente. Cuando tienes ya una y aspiras a una segunda, intentas mejorar los problemas con los que te encontraste en la primera. Allí, hay trabajando seis personas, una de ellas la mujer de mi socio. Estoy súpertranquila, ya que aunque yo no esté de continuo, hay personas de mi confianza siempre en los dos centros. Empezamos siendo un centro privado y, en la actualidad, somos un centro privado concertado, ya que tiene plazas subvencionadas por la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía. El nombre es el mismo para los dos centros, solo que la primera es Babies y la otra Babies 2, de esta forma se vinculan ambos centros, ya que en los dos mantenemos la misma línea de trabajo, los niños utilizan los mismos libros y los babis de uniforme son iguales, aunque cada educadora tiene libertad para realizar las actividades con independencia.
    —¿Los padres participan en la vida de los centros con sus hijos?
    —En los centros, como a mí siempre me ha gustado la participación de la familia, realizamos actividades donde los padres colaboren con los educadores y los niños, como excursiones, visitas a granjas escuelas o establecimientos de ocio. También hacemos fiestas diversas, como en Carnaval o Feria.  Es muy divertido ver las caritas de asombro e ilusión de los niños cuando, en Navidad, uno de los padres vestido de Papa Noel y visita las guarderías para ofrecer un regalito a cada niño.
    —¿Cómo utiliza su tiempo libre?
    —Tengo muy poco tiempo libre, pero lo único que hago entonces es leer. De vez en cuando, retomo una afición que he tenido desde siempre. Es que me gusta mucho escribir, tengo escritos varios cuentos para niños y, como ahora no dispongo de tanto tiempo, solo leo para relajarme. Los viernes por la noche nos juntamos con amigos que, como nosotros, tienen niños pequeños. Cada semana en casa de uno de los matrimonios, cenamos, los niños juegan juntos y pasamos un rato agradable.
    Nati afirma que, en su opinión, la gente joven se tiene que echar para delante, pues, como dice el refrán, “quien no se embarca, no se marea”, y de todo, con ganas, se puede salir, teniendo ganas de trabajar, salud y juventud, puedes intentar poner el mundo a tus pies.