“Nadie debe desaparecer del todo, la memoria es justicia”
El impresionante Teatro Romano de Mérida acogió la gala de entrega de los Premios Ceres de Teatro 2015, que ponen el broche de oro a la 61 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico. Una ceremonia que reunió a lo mejor de la escena española y que sirvió de altavoz del sector para reclamar una rebaja del IVA cultural del 21%. Durante el espectáculo, conducido por Carlos Sobera y amenizado con las actuaciones de José Mercé y Luz Casal, recogieron sus estatuillas los 14 premiados, los que firman los mejores trabajos de las artes escénicas en España en el último año. Los actores Aitana Sánchez-Gijón, Pedro Casablanc y José Sacristán —Premio Emerita Augusta, en reconocimiento a toda una vida dedicada a la profesión— fueron algunos de sus rostros más conocidos. Y, entre los galardonados, el vilcheño Alberto Conejero. El dramagurgo con el prestigioso Premio Ceres 2015 del Festival de Mérida, un reconocimiento que le llega por su obra La piedra oscura, una pieza lorquiana sobre la memoria histórica representada en el Centro Dramático Nacional.

“La piedra oscura habla de la memoria como un espacio de justicia y yo, esta noche, quisiera recordar a los españoles y a nuestros compatriotas que siguen buscando a sus familiares en fosas y cunetas. Nadie debe desaparecer del todo”, reivindicó tras recoger su estatuilla. En su nómima de agradecimientos estuvieron el jurado y el equipo que hizo posible el montaje. “A Dani, a Pablo, a Nacho, porque han hecho la función que yo un día soñé”, dijo. Pero también dio las gracias a la familia de Rafael Rodríguez Rapún, protagonista de su obra, “por su cariño y su ayuda”. No se olvidó, por supuesto, de sus padres —“Nunca faltó un libro en casa, cuando era un privilegio. Muchas gracias por permitirme soñar siempre”— y a Carlos Lorenzo, su compañero de vida, “por tantos años de alegrías”.
En esta obra, como explicó el vilcheño a Diario JAÉN tras el fallo del jurado, la vida de García Lorca sobrevuela la pieza, aunque no es el tema principal de la obra. “Versa sobre la vida de Rafael Rodríguez Rapún, que fue compañero del poeta durante los últimos años de su vida. Es una obra sobre el encuentro con el otro, de la redención. Bajo mi punto de vista es un texto que nos ayuda a enfrentarnos a nuestro pasado más reciente como país, pero no desde un punto revanchista, sino para mirar el futuro desde una mirada más esperanzadora. Pese al tema dramático sobre el que versa, al final el espectador acaba emocionado y, en parte, reconciliado con lo que somos nosotros mismos como país”, detalla el autor. Un espíritu que dejó patente en su discurso en Mérida, aplaudido por sus compañeros y público.
“Para mí, García Lorca es un magisterio, desde adolescente, como poeta, dramaturgo y también como persona. Conocía sus Sonetos del Amor Oscuro que estaban dedicados a Rodríguez Rapún, y un buen día me di cuenta de que alguien que había sido tan importante en la vida de Federico García Lorca, apenas ocupaba unas páginas en su biografía. Empecé a investigar y descubrí el signo triste de este hombre, que murió jel mismo día que Federico. Ahí surgió La piedra oscura”, describe.