Nación y nacionalismos

Desde úbeda. Mucho se ha reflexionado en estos últimos años sobre el concepto de España como nación, siendo unánime el asentimiento sobre la delimitación geográfica comprendida en tal aserto. España es un nombre común a un Todo, pero que acepta diversidad de apellidos: andaluces, catalanes, castellanos, gallegos, vascos, etcétera, en el que cada uno ha aportado su forma genuina de ser, su identidad propia y su diferente y enriquecedora cultura, que, siendo tan diferentes han sabido entrelazarse en ese Todo.

    05 nov 2012 / 15:59 H.

    Esta actitud plural perduró durante siglos en una convivencia serena y fructificadora. A comienzos del siglo XIX la Guerra de la Independencia mostró de manera clara y rotunda ese sentimiento patriótico de unión y conformidad en la lucha por una causa común: España. Fue muy luego después, finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando se iniciaron los movimientos secesionistas, cantonalistas, federalistas o nacionalistas que promovidos por unos agitadores políticos llevados por unos intereses espurios de un lado y la irresponsabilidad de otro, o ambos a la vez, lograron que todo acabara en un auténtico desastre para el pueblo, que es quien a la postre asume las actitudes equivocadas de los oportunistas políticos. Sin embargo, España sigue siendo un problema, como diría Laín Entralgo, porque continúa existiendo esa casta singular de políticos que son capaces de arrojar un recipiente de tinta sobre un valioso códice de escritura tersa y límpida para convertirlo en un papelucho ajado y deslucido, borroso e ilegible, aduciendo ser la voluntad de un pueblo del que, desgraciadamente, permanecen distanciados.