Muere el compositor Antonio Vega a los 51 años
El compositor madrileño Antonio Vega ha fallecido hoy a los 51 años a consecuencia de una neumonía, ha confirmado a Efe un portavoz de la Sociedad General de Autores (SGAE).

La capilla ardiente con los restos mortales del músico, que llevaba varios días ingresado en un hospital madrileño y que padecía un cáncer de pulmón, será instalada hoy mismo en la sede de la Sociedad General de Autores de Madrid. La alarma saltaba el pasado 23 de abril cuando suspendía el concierto programado para el 30 de ese mes en Almería después de ser hospitalizado de urgencia aquejado de una neumonía aguda. Antonio Vega fundó Nacha Pop en 1978 junto a su primo Nacho García Vega, guitarrista y cantante, el bajista Carlos Brooking y el batería Ñete, y dos años más tarde publicaron su primer álbum, que incluía la célebre "Chica de ayer", una composición suya. Después de siete discos, Antonio Vega inició en 1991 su carrera en solitario con "No me iré mañana", aunque Nacha Pop regresó a los escenarios el pasado año, con una gira veinte años después de la última efectuada por el grupo. En cuanto a su perfil, personal y profesional, Antonio Vega vivió en el filo y convirtió las crónicas de su existencia en canciones imprescindibles del pop español que han inspirado a varias generaciones de músicos y han emocionado a millares de seguidores. Sus compañeros de profesión lo retrataron como "Ese chico triste y solitario" en un disco de homenaje algo atolondrado publicado hace quince años; sus fans vivieron siempre esperando el momento en que su enorme talento volviera a producir una joya. Fue pionero de la Movida con Nacha Pop, el mítico grupo formado junto a su primo, el guitarrista y cantante Nacho García Vega, el bajista Carlos Brooking y el batería Ñete, pero la gravedad que mostraba Antonio a sus veinte años desentonaba en el ambiente de fiesta permanente de aquello años. Dejó claras sus intenciones desde el principio con "La chica de ayer", el primer single del grupo, publicado en 1980, convertido desde hace tiempo en un himno del pop. Ahí estaba ya el sabor agridulce que acompañaría siempre a sus composiciones, mientras el grupo asomaba su lado más efervescente en la cara B, "Nadie pude parar", de la mano de Nacho García Vega, y salía al escenario de la plaza de Vistalegre como telonero de los mismísimos Ramones. Dos años después de su disco de debut homónimo, Nacha Pop publicó el álbum preferido por una buena parte de sus seguidores, "Buena disposición", con un sonido más aguerrido y una de los obras maestras de Antonio, la conmovedora "Atrás", que años después recuperó en sus conciertos en solitario. "Más números, otras letras", editado un año más tarde en la independiente DRO, pasa por ser el más oscuro de la discografía del grupo. Y es cierto que su portada y su sonido eran mejorables. Pero aquel álbum encierra alguna de las claves de Antonio Vega, quien en "Vidas agridulces" canta a "la cuerda floja como un altar", y deja muestras de su angustia vital en "No puedo mirar". Meses después, el grupo publica un minielepé con "Una décima de segundo", una composición de Antonio Vega que abre caminos al pop español. Nadie había proclamado hasta entonces en una canción que "la física es un placer". Con mucho más prestigio que ventas, Nacha Pop acometió en 1985 el asalto a las listas de éxito de la mano de una multinacional con "Dibujos animados", y logró ampliar su público con "Grité una noche", el pegadizo single compuesto por Nacho para la ocasión. La producción de aquel disco no ha resistido el paso del tiempo, pero las composiciones de Antonio sí. "Salir, tocar para verte sonreír/ coger al vuelo el sentido de vivir/ Y después, a la hora de volver/conservar el secreto en mi poder", cantaba en "Lo que tú y yo sabemos", el tema favorito de su socio Nacho. El disco contenía una de sus baladas más celebradas, "Cada uno su razón", y temas inquietantes como "Relojes en la oscuridad", que los fans recibieron como un mensaje de Antonio sobre sus adicciones. Un asunto, el de su prolongado consumo de drogas, que Antonio nunca rehuyó en las entrevistas, y que acabó comprometiendo inevitablemente el funcionamiento del grupo. Aún les dio tiempo a publicar "El momento" (1987), donde Antonio sentó cátedra con "Desordenada habitación", una delicada canción de amor, y la arrebatadora "Lucha de gigantes". El grupo se despidió con dos conciertos en Madrid que fueron grabados para un disco doble que se convirtió en el más vendido de su carrera. No fueron sus mejores actuaciones, pero sirvieron para resumir ocho años de fuertes sensaciones. Antonio Vega emprendió en 1991 su carrera en solitario con "No me iré mañana", un disco de intensas guitarras y que contenía canciones a la altura de lo que su público ansiaba: "Esperando nada", "Lo mejor de nuestra vida" y "Se dejaba llevar por ti". Fue un prometedor comienzo, pero al genial autor le faltó continuidad. Consumido por sus batallas interiores, sus álbumes se espaciaron y se intercalaron con recopilaciones, hasta llegar en 2005 a "Tres mil noches con Marga", un homenaje a su compañera fallecida. Luego vino el regreso a los escenarios con Nacha Pop en 2007. Fueron los últimos encuentros con sus fans, que durante años temieron tropezarse cualquier día con la noticia de su muerte.
La chica de ayer