03 ene 2009 / 23:00 H.
El “oro líquido” es cada vez menos metal precioso, a tenor del precio que se paga en origen, cada vez más bajo. Después de sucesivas caídas, se acaban de alcanzar los 1,83 euros o, lo que es lo mismo, trescientas de las antiguas pesetas. Los oleicultores han dado hace semanas la voz de alarma, al ver que la actividad productiva amenaza con convertirse en deficitaria si se sostiene esta línea de caída en picado de los precios. Mucho ha cambiado el panorama desde que el aceite en origen se llegó a pagar a 4,20 euros, una cifra que atenazó a los grandes grupos envasadores, que vieron condicionadas sus políticas empresariales por una oferta escasa y cara. Es elocuente el último informe del Grupo SOS, que plantea un panorama de futuro con más aceite que nunca para vender, lo que a priori no beneficia los intereses de los olivareros jiennenses. No deja de ser una estimación de mercado, pero es importante tener en cuenta que se trata de un grupo empresarial que controla casi el 30 por ciento del mercado mundial de aceite de oliva, lo que lo convierte en el primer comprador en origen. Una opinión solvente ante la que hay que estar preparados. Un grupo de productores de la Sierra de Segura ha sido el primero que ha decidido sacar a la calle el problema, que es general a todos, por el encarecimiento de los costes y la pérdida de parte de la producción por el mal tiempo. La manifestación está prevista para la semana próxima y todo hace presagiar que si la situación no cambia, las movilizaciones no han hecho más que empezar. Pero no es sencillo. El sector se encuentra atomizado en más de trescientas pequeñas almazaras dispersas por toda la geografía provincial, una desunión manifiesta que repercute en que no sean capaces de controlar por sí mismos el mercado y los vaivenes del precio sean una constante.