Morirse está por las nubes
Ya ni morirse puede uno en paz. Resulta que la subida del IVA en el sector de los servicios funerarios se tuvo que incrementar del ocho al veintiuno por ciento en el año 2012, una subida espectacular que para las familias supone, en algunos casos, una media de quinientos euros de media por este tribuno. Son las propias funerarias las que lo han denunciado, aunque a ellas no les afecta directamente, porque nadie puede aplazar la muerte hasta que tenga dinero ahorrado.
Uno se muere y luego la familia se endeuda si hace falta para enterrarlo. El problema es ese, el demoledor aumento que deja a los supervivientes con más ganas de irse al otro barrio que de quedarse. Quizá sea un poco escatológico, pero me parece una barbaridad que un servicio básico, porque no es un lujo, sino algo irremediable, se haya incrementado de esa manera sin que nadie ponga el grito en el cielo. Nunca mejor dicho. Se aprovechan de que son momentos de dolor y lo único que se quiere en esos casos es acabar cuanto antes con el mal trago. Se paga lo que haya que pagar y se intenta olvidar. Nadie protesta, pero alguien debería. ¿O es que nadie tiene competencias?
LUISA PÉREZ CARRILLO/ Jaén