04 dic 2015 / 18:01 H.
El próximo día 8 de diciembre, fiesta de la Virgen Inmaculada, en Roma, el Papa Francisco inaugura un Año Jubilar dedicado a la misericordia de Dios que es “fuente de alegría, de serenidad y de paz”. Ese día es el 50 aniversario de la finalización del Concilio Ecuménico Vaticano II. El Año Jubilar finalizará el día 20 de noviembre de 2016, fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Según Santo Tomás de Aquino: “Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia”. El Papa Francisco recuerda que “¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices. Para ser capaces de misericordia, entonces, debemos en primer lugar colocarnos a la escucha de la Palabra de Dios”. A lo largo de los últimos veinte siglos cuánto bien han realizado las diversas instituciones de la Iglesia y sus fieles cuidando las obras de misericordia, que ahora el Papa Francisco sugiere redescubrir, las materiales: “Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y, no olvidemos las obras de misericordia espirituales: Dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Es un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz”.
Plácido Cabrera Ibáñez / Jaén