Ministros y secuaces actuales

Manuel Montilla Molina/Desde Porcuna. Ahora que van dejando poco a poco que el pueblo español vea su carta de presentación, se han convertido en una amenaza en todos los campos de los derechos de los más débiles. Una amenaza que se va cumpliendo cada viernes, consumando sus ansiados recortes en todo el tejido social. Recortes que ellos encubren bajo el eufemismo de reformas, y que amenazan que se repetirán a lo largo de toda la legislatura.

    05 jun 2012 / 10:39 H.

    Eso será posible si el Estado resiste sus maldades. Todos los voceros del Gobierno y del PP, no solamente amenazan a los españoles, sino que se mofan y se ensañan con todos aquellos que se oponen a las perversas e injustas medidas. Las formas de expresar su borrachera de poder, les hacen abandonar el respeto debido a su discrepancia. Utilizan un lenguaje burdo y chulesco. Y si de los sindicatos se trata, hostil y agresivo, para criminalizar su actuación en defensa de los trabajadores. Se creen sus propias mentiras. Están convencidos de que todos los votantes que les han encumbrado, como caudillos salvadores de la patria, están de acuerdo con toda su política destructora del Estado del Bienestar. Ninguno de ellos presenta un rostro agradable, manifestando su aversión con los ciudadanos críticos. Se comportan como bustos parlantes enlatados en un DVD que han grabado en Moncloa o en Génova, que alguien a distancia ha dado al play. Utilizan expresiones pensadas para ofender y dividir. Nos ha tocado la peor de las derechas que podíamos imaginar: rancia, embustera, recalcitrante, falsa y necia. Sin olvidar que es la manifestación fiel y genuina del franquismo de siempre. En esta procesión de la perversión, el Partido Popular no va solo, ni mucho menos. Le acompaña la Iglesia, fiel esposa del Estado. Los empresarios caciques y explotadores. La banca especuladora y usurera. Los medios de comunicación polea de transmisión de las derechas  centralistas y periféricas, auténticos grupos de presión manipuladores y enemigos de la información veraz. Y una pléyade de periodistas caducos, trasnochados y vendidos al pensamiento único de la derecha. Que se atreven a decir que el contenido de las Redes Sociales, no es periodismo. La derecha ha llegado con su máxima expresión. Ante los abusos de la derecha está el pueblo. El pueblo que no ha votado al PP y el pueblo que ahora se siente defraudado por el abuso de poder de la derechona de siempre. ¿Es que los ciudadanos agredidos no somos más? Los profesionales de la Sanidad Pública con la amenaza cumplida de privatizar. Los científicos con sus proyectos mutilados. Los maestros, profesores y universitarios, tratados como si fueran gastos superfluos, en lugar de inversión rentable. Los sindicalistas que les han cortado la comunicación, el diálogo y están sufriendo la amenaza de desaparecer como el muro de Berlín. Sin olvidar los más agredidos, los parados. Los estudiantes castigados porque no alcanzan la excelencia. Mientras los ministros y secuaces de Rajoy sonríen, ríen y hasta se carcajean de casi todo. Cada vez que abren su boca es para cumplir una amenaza y ofender. Una burla más. Solo se lamentan de hacer lo que no les gusta, aguantando la satisfacción que les produce poder hacerlo, sin freno ni control. Lejos de tomar consciencia del drama español, insultan a quienes nos tiramos  a la calle detrás de la pancarta de la desesperación. Menos mal que los políticos que llevan en sus siglas la identificación de obrero no se quedan en su casa como manda el PP.