Miles de familias regresan al paro y vuelven a pedir comida
Hay muchas formas de pedir. No es lo mismo acudir a una entidad financiera a por dinero para comprar un piso o un coche nuevo que ir a la parroquia para solicitar comida. En ambos casos, se pide, pero la sociedad lo asocia de diferente manera. A unas familias se les identifica como hombres y mujeres a los que la economía les va bien y acometen un proyecto de importancia —incluso lo cuentan a amigos y allegados—, mientras que a las otras se les pone el cartel de “pobres”, por lo que la mayoría tiende a ocultarlo. Algunas con las que ha hablado Diario JAÉN lo dice muy claro con una pregunta con dramática respuesta: “¿Qué dirán mis vecinos o los niños que están con mis hijos en el colegio si se enteran que voy a la Iglesia a por comida?”.

El Banco de Alimentos confirma un importante repunte en la demanda de alimentos. “No paramos de hacer revisiones para conocer la situación de las familias, pero las entidades con las que trabajamos se encuentran que, en vez de mejor, la situación va a peor. Hay más familias que piden comida”, asegura el presidente del Banco de Alimentos, Diego Valero.
Las cifras son escalofriantes. En una provincia con alrededor de 665.000 jiennenses, hay 43.000 que acuden a entidades benéficas para pedir algo tan básico como la comida. En cambio, hace unos meses, la situación mejoró.
la campaña aceitunera. El Banco de Alimentos asegura que la demanda disminuyó durante el último mes de 2013 y el primer trimestre de este año. “La gente se metió en los tajos y consiguió jornales. Cuando hay trabajo, las familias no piden. Había menos necesidad”, manifiesta Diego Valero. La campaña aceitunera ofreció más de 6 millones de jornales durante la recolección, que ayudó a respirar a muchas familias. A pocos —o a nadie— de los que acuden a las parroquias o a las organizaciones sociales les resulta grato pedir alimentos. Por eso, en cuanto que tienen un resquicio laboral se agarran para sacar hacia adelante a su familia.
La campaña aceitunera dio jornales, que hizo que muchas familias salieran hacia adelante esas semanas. Además, también generó algunos ahorros que, a tenor de lo que ocurre ahora en el Banco de Alimentos, parece que se han gastado. También se ha de tener presente que cuando una familia pide para comer, generalmente, acumula deudas. De ahí que el dinero que ha recogido en la aceituna le sirve para “limpiar parte de la era” pero, si el trabajo no dura, pronto vuelve a una situación complicada.
una radiografía. El Instituto Nacional de Estadística (INE) describe bien el panorama de la provincia jiennense. Existen 244.600 hogares. De ellos, 168.900 tienen personas que se encuentran en edad de trabajar. De ellos, en 104.700 familias tienen empleo los dos cónyuges, —no es garantía de estar desahogados debido a la tremenda precariedad laboral— mientras que 39.900 tienen a alguno de los dos en situación de desempleo.
En cambio, lo preocupante es que existen 24.300 en los que no entra un solo sueldo. Todas las personas están sin empleo. Asimismo, 75.800 casas viven de una pensión que, en la situación económica, son muy vulnerables porque hay muchos que se ven obligadas a mantener a familiares —generalmente hijos— que lo pasan mal.