MIGUEL ÁNGEL ORTIZ CARAMES: “El actor necesita disciplina y capacidad de asombro”

Juana Valdivia
Miguel Ángel Ortiz está muy vinculado a los escenarios. Con la cultura por bandera, participa activamente, desde el pasado mes de octubre,  en un proyecto destinado a revitalizar la cultura en la provincia, un área que, dice, ha estado abandonada durante demasiado tiempo.

    26 abr 2009 / 10:10 H.

    Su especialidad es el teatro. Toca todas las ramas relacionadas con las tablas. Es actor, director y crítico teatral e interviene en el Laboratorio de la Universidad Popular Municipal de Jaén.
    —Ha obtenido varios premios con Cámara Negra Teatro. ¿De cuál se siente más orgulloso? ¿Qué es Baraka Project?
    —Te cuento. Hace poco, me asusté cuando en un medio de comunicación nacional oí decir  a uno de esos popes de la cultura institucional que Cámara Negra era “toda una compañía de referencia a tener muy en cuenta”. Lo primero que pensé es que en algo nos debíamos haber equivocado para que todo un representante de la atorrante y ortodoxa cultura oficial intentara domesticar, vía halagos, lo que surgió precisamente muy en los márgenes de lo que el caballero en cuestión representa. Volví a repasar la trayectoria de la compañía que acumula varios premios nacionales en diversas categorías: dirección, actor, actriz protagonista, de reparto, primeros premios, premios especiales... Vamos, que la cosa ciertamente no se nos dio muy mal y no sólo aquí, también anduvimos por Europa e, incluso América. De entre los que recuerdo, creo que fue el primer premio del XIX Festival de Friedrichsafen el que más me llegó. Representábamos una versión de “Otelo” en castellano y me sobrecogió ver cómo el público encajó la obra y el aplauso durante la ceremonia de entrega.
    —¿Qué es Baraka Project?
    —Baraka es una asociación cultural surgida en el otoño del año pasado en Jaén aunque también tenemos vocación de cruzar fronteras. Un colectivo abierto a todo el que desee participar y que, por ahora, está compuesto, principalmente, por artistas y personas relacionadas o con interés por la cultura, en todo el amplio espectro que representa este término. Surge un poco por aunar esfuerzos en ese campo y también para intentar paliar, en la medida de nuestras posibilidades, la dejadez y el abandono que durante muchos años ha hecho mella el panorama cultural de Jaén.
    —¿Qué objetivos persigue esta asociación a corto y largo plazo?
    —Por ahora, el primer objetivo es conseguir una organización interna eficaz y bien vertebrada. Andamos todavía inmersos en la creación de una imagen. Al margen de las tareas organizativas, desde octubre, estamos creando espectáculos, conciertos, visitas guiadas y teatralizadas, exposiciones... Hemos configurado una importante red de colaboraciones entre artistas y personas de Jaén interesadas por la cultura, además de trabajar con  diversas  administraciones. Esperamos hacer saber que se puede contar con nosotros para dinamizar la cultura.
    —-¿Qué es el Laboratorio de Teatro de la Universidad Popular Municipal de Jaén?
    —El teatro es un acto de  colaboración que requiere que todos a los que involucra aporten ideas y compartan pasiones. La creación de un Laboratorio Teatral recoge esa forma de trabajo en la que cada miembro del grupo aporta sus preguntas y sus respuestas a un proceso en el que todos forman parte de la labor creativa y todos dan y reciben del equipo. Pretende ofrecer un espacio formativo para que el interesado en el hecho escénico pueda desarrollarse como creador.
    —¿Qué espera de él?
    —Todo, puesto que acabamos de iniciar el camino. Sobre todo busco una participación distinta a lo habitual en los cursos de teatro al uso, una mayor participación del actor-intérprete en la elección de los significados que propone el discurso escénico, puesto que es el propio actor quien los pone en funcionamiento a través de la ritualización de su propio cuerpo en el espectáculo. Se trata de hacer del proceso creativo un espacio co-participativo y de evitar el dogma o la apuesta por alguna poética canónica y desarrollar los conocimientos metodológicos para autogestionar cada proyecto. No se trata de privilegiar el lado exclusivamente artístico de la creación y olvidar su dimensión organizativa y económica, sino de entender que la producción, la distribución y la exhibición son partes fundamentales.
    —¿Cómo ve la situación de las artes escénicas en el ámbito nacional, provincial y municipal?
    —La ausencia de programas definidos por parte de las fuerzas políticas para el teatro, la ausencia de pactos políticos que garanticen la estabilidad de los proyectos y definan los objetivos de futuro confieren una precariedad permanente a las artes escénicas en nuestro país y también de Jaén y provincia.
    —¿Cree que debería mejorar en cuanto a infraestructuras y cultura teatral?
    —Ahí esta el Nuevo Teatro, con todas sus deficiencias, pero equilibra la descompensada balanza de infraestructuras escénicas que presentaba la ciudad. La pena es que nos hemos olvidado del Darymelia, que podría ser un teatro ciudadano, accesible a cualquiera, con una importante programación local, pero frente al importante rédito político de la inauguración de un  edificio teatral, está la escasa importancia que se suele dar a la programación, que bien entendida es algo más que pura exhibición de cartelería y lo fundamental para tener una importante cultural teatral.
    —¿Qué proyectos tiene para el futuro?
    —Continuar con el trabajo de fondo que hemos iniciado en el Laboratorio de Teatro y, por supuesto, Baraka, que es ya una realidad incuestionable y un caudal continuo y plural de propuestas. No vamos a tener mucho tiempo para aburrirnos. Personalmente, mis propuestas van dirigidas a trabajar en el subcampo de las artes escénicas, tanto en la consolidación de Baraka Project Escena y de sus compañías afines como en la creación de espectáculos propios. Intento también generar una propuesta formativa de calidad frente al desolador panorama actual de la ciudad. Hemos empezado a trabajar desde la recepción de espectáculos, formando públicos, que creo que es una de las asignaturas pendientes y por la que apostamos fuerte.
    —Supongo que cada actor tiene un método, ¿Cuál es el suyo?
    —De buenas fuentes fui introducido en métodos más internos o psicológicos como el Stanislavsky, pero por salud y curiosidad siempre he buscado el complemento externo, Meyerhold y el desarrollo de las acciones físicas de Grotowsky, por ejemplo. Me confieso apasionado de la Antropología Teatral de E. Barba. Pero no es el método el que hace al actor. Se necesita disciplina, conocimiento técnico, capacidad de asombro y claro, algo de talento, pero al final es el actor quien crea su propio método, su camino, cogiendo de aquí y de allá.