Mi patria
Manuel Miguel Caro Gabucio desde Jaén. Trabajadores de mi patria: La única lucha que se pierde es la que se abandona.
Cuando al ser humano se le considera como un simple instrumento del beneficio económico, cuando la capacidad del trabajo como medio de transformación se prostituye con su simple arrendamiento negándole toda facultad de decisión, cuando el representante se arroga todo poder sobre el representado, cuando las minorías económicas se rebelan contra las mayorías que producen la riqueza, cuando la pertenencia a 'la casta' impera sobre la igualdad, cuando la mentira niega la verdad, cuando al valor se le tacha de locura, cuando a la mediocridad moral e intelectual se le otorga el calificativo de “excelencia”, cuando la responsabilidad desaparece en quienes se le ha mandado vigilen por ella, cuando a la vuelta al pasado se le llama progreso, cuando la llamada a la libertad esconde la miseria para el débil, cuando a la unidad se le tacha de complot, cuando para poder sobrevivir se exige por adelantado la servil obediencia a la tiranía disfrazada, cuando el pastor se convierte en matarife, cuando a la ley se le sacraliza en favor de siempre los mismos, cuando a la sencillez se le toma por simpleza, cuando a la creencia firme en unos principios se le llama intolerancia, cuando a la prudencia ignorancia, cuando a la honestidad idiotez, cuando a la falsedad corrección política o cuando a la rapiña empresa, quizá sea la hora cierta de retomar, con decisión de cirujano, las riendas de lo propio y del futuro. ¡Brazos y coraje! Trabajadores, los desde siempre maltratados, de mi patria, proyecto ilusionado de todos, heredado de todos y a todos proyectado, seamos protagonistas, creamos en nosotros mismos, entremos, desalojemos y limpiemos con ímpetu los nidos desde donde se nos quiere mantener sujetos, con pulso interesado, pero sin vida.