Mi experiencia

Me llamo Pablo, soy de Jaén y, hace un año, me diagnosticaron una depresión que me tiene, continuamente, medicado.

    15 abr 2015 / 10:16 H.

    Pero mi caso no es común, en cierta forma, pues, en verdad, lo es más de lo que pueden imaginar. La depresión que yo sufro es genética, es decir, soy depresivo porque sí, porque mi cerebro produce unos índices bastante bajos de serotonina (la hormona de la felicidad). Mi padre fue depresivo durante toda su vida, por lo que, el psiquiatra al que fui, después de mucho tiempo en cama, en la que estuve más de dos meses sin enseñar mis dientes por una sonrisa. Nunca lo noté. He sido, siempre, un chaval normal. Siempre he hecho mi vida. Pero, de repente, me encuentro que no soy capaz ni de reírme de algo que, anteriormente, me provocaba carcajadas. Fueron meses los que pasaron hasta que decidí ir al psiquiatra, y otros cuántos hasta que decidí tomar la medicación que me recetaba el mismo —con la cual no acertamos a la primera, tuvimos que probar varias—. Un mes después de comenzar mi tratamiento, me descubrí cantando una canción por la radio, mientras conducía. Hacía años que no sentía eso. Al principio, cuando empecé con la medicación, me sentí como un fracasado y un bicho raro pero, ahora, después de tanto sufrimiento, es de las mejores decisiones de mi vida.