11 may 2014 / 22:00 H.
Una cantiga escrita por Alfonso X el sabio, en el siglo XIII, decía “Bienvenido, Mayo, y con alegría; por eso roguemos a Santa María”. En diversos lugares de España, desde hace muchos siglos empezó la costumbre de honrar a María, la Virgen María, durante el mes de mayo. A lo largo de este mes, hay fiestas dedicadas a la Virgen María, que la tienen por Patrona de esa capital, ciudad, pueblo o aldea. Las advocaciones o nombres que en esos lugares tiene la Virgen es variadísimo. Probablemente las más conocidas sean las de los días 13 y 24, Nuestra Señora de Fátima y María Auxiliadora, respectivamente. Innumerables son las iglesias, ermitas y santuarios consagradas a la Virgen, que durante este mes, reciben en Romerías a multitudes de peregrinos o, en visitas menos numerosas, pero no por ello, menos íntimas, que expresan de manera sencilla la fe, el cariño, el agradecimiento y la confianza en la que es Madre de todos los hombres. No cabe duda que de estos lugares las personas frecuentemente han recibido consuelo, paz, gracias, fortaleza, favores y milagros. Durante este mes que coincide con la Pascua de Resurrección, resulta frecuente que la Virgen reciba como piropo el saludo: Reina del cielo, alégrate, porque Aquel que llevaste dentro de ti, ha resucitado. Aleluya.