MERCEDES AMARO MOLINA. "La danza estuvo siempre, antes de hablar ya bailaba"

Conchi Sánchez Mochales
Su madre le contaba que ya desde muy chiquitina se ponía enfrente de la televisión para ver a la gente bailar. Le decía que era una niña a la que le encantaba bailar, cantar y dibujar.

    19 feb 2012 / 11:07 H.

    —¿Qué recuerda de su infancia?
    —He crecido con mi mamá y mis dos hermanos. Tengo muchos recuerdos que me llenan de alegría, también hay otros de menos alegría, pero estos los he pasado por la fábrica que transforma todo en amor. Sobre todo, y ante todo, lo que he crecido es acompañada con la capacidad de responsabilidad de mi mamá. Esta virtud era latente en mi casa, por lo que la tengo dentro de mí, de manera casi innata.
    —¿Qué le motivó estudiar Magisterio?
    —Por un lado, mi mamá tuvo mucho que ver en esta decisión. Ella me aconsejaba que hiciera esa carrera, pues siempre me ha visto con dotes para la enseñanza. Y, por otro lado, mi compañera de piso de aquel entonces, que se convirtió en mi amiga, y su madre me animaron a que estudiara Magisterio y Danza.
    —¿Y obtuvo la diplomatura?
    —Me diplomé en Magisterio por Educación Musical en la Safa (Sagrada Familia) y obtuve el Grado Medio de Danza Clásica Española, los dos en Córdoba. Además, también tengo la diplomatura en otra especialidad de Magisterio: Educación Física. Y, si observa, las dos especialidades que tengo giran en torno a la danza, es decir, que la complementan. Actualmente, realizo los estudios del módulo de equivalencia del Grado Superior de Danza en Pedagogía. Con lo que el baile sigue siendo mi motor.
    —¿Cómo descubrió que le gustaba la danza?
    —No recuerdo cuando lo descubrí, pues la danza me ha acompañado siempre. De hecho, antes de hablar ya bailaba. Me hablaron de que el baile se podía estudiar. Supuse que estos estudios me harían bailar mejor y que, así, podría cumplir mi deseo; y allí que me metí. Esta fue la causa por la que empecé a estudiar Danza Clásica Española en academias privadas, que era lo único que Jaén me ofrecía. Otro descubrimiento fue cuando empecé a estudiar Danza en Córdoba, que eso sí que era sudar y trabajar duro el cuerpo. Después, también he descubierto la Danza Contemporánea que me apasiona. Y gracias al módulo que estoy cursando, he podido apreciar lo bello que es la Pedagogía de la Danza.
    —¿Qué sentimiento le inspira el baile?
    —Más bien diría sentimientos, en plural, pues mi lista sería bastante larga: dichosa, feliz, eufórica, viva, ágil, llena, tranquila... Voy a parar ya, pues, como he dicho, sería interminable. Y todo el contenido de esta lista lo resumiría diciendo que la danza, sobre todo, me ha proporcionado conocimiento de mí misma y del ser humano.
    —¿Dónde realiza sus estudios de danza?
    — Mi trayectoria estudiantil y formativa en danza es extensa: primero empecé a bailar en Jaén, cuando tenía tres años, con el profesor Manolo de Dios. Después pasé por la Asociación Provincial de Coros y Danzas “Lola Torres”, luego continué mi formación en la Academia de Trini Botello. Hasta que decidí cursar estudios oficiales de Danza. Me preparaba por libre y me examinaba en los Conservatorios de Córdoba, Granada y Málaga. Una vez que obtuve el Grado Medio de Danza Clásica Española, regresé a Jaén y decidí cambiar rotundamente. Vamos, que rompí con el tipo de danza que había hecho hasta ese momento. Para ello tuve la suerte de descubrir la Danza Contemporánea con Eva Durban y, posteriormente, con Alberto Huetos.
    —En la actualidad, ¿sigue bailando?
    —Este es el único año de mi vida que no bailo de seguido, pues el módulo me supone mucho tiempo y esfuerzo y lo que hago son colaboraciones sueltas que me van saliendo. Solo me permito el lujo de asistir a las clases que puedo del Grupo de Acrobalia de Jaén. Un colectivo al que le agradezco su amabilidad y acogimiento, así como a todas las personas que han pasado por mi vida y han colaborado en mis conocimientos dancísticos.
    —¿Qué características físicas y mentales se deben tener para interpretar este arte?
    —Más que capacidades adecuadas, lo que se debe es que tener ganas de hablar con el cuerpo, aprender a escucharlo, para conocerlo y, por lo tanto, a conocerse a uno mismo. Por lo tanto, no es necesario tener  unas características físicas específicas para bailar. En este sentido, todo el mundo puede.
    —¿Por qué se decidió por la danza española y no por otra especialidad?
    —Porque cuando empecé los estudios formales, Jaén no me ofrecía otra especialidad desde la  vía oficial.
    —¿Cuáles son las disciplinas que la conforman?
    —Hay dos tipos de asignaturas: las que desarrollan danza específicamente, es decir, asignaturas en las que se baila, que son: El Clásico, el Folclore, la Escuela Bolera, la Danza Estilizada y, por último, el Flamenco. Y luego están las conocidas como asignaturas complementarias, que son: Ritmo Musical I y II, Indumentaria, Historia de la Danza, Anatomía aplicada a la Danza y Maquillaje.
    —¿Tiene alguna preferencia dentro de la modalidad de danza española?
    —Me gustan todas, cada una en su estilo.
    —Ahora cursa los estudios del módulo que equivale al Grado Superior de Danza en Pedagogía. ¿Con qué objetivo?
    —Necesariamente puntualizo que el objetivo me llena de inmensa ilusión: se trata de llevar todo el conocimiento allí aprendido a la práctica en mi querido Jaén, con el fin de que las personas cambien el concepto que tienen de la danza. Un concepto básicamente erróneo, pues bailar es una disciplina artística que la puede practicar cualquiera en función de lo que quiera conseguir con la danza.
    —¿Cuál es su punto de vista sobre lo que la danza puede aportar al ser humano?
    —Voy a contestar con otra pregunta: ¿Qué haría el ser humano sin sentimiento? Pues para mí la danza es sentimiento. Y el sacar hacia afuera los sentimientos aporta al ser humano cercanía con otro ser humano. Sus lenguajes se unen a través del lenguaje corporal evitando los malentendidos que causa el lenguaje oral. Causando un entendimiento real y verdadero, pues el cuerpo, generalmente, no engaña. En definitiva, la danza aporta a la humanidad lo que le aporta los sentimientos: unión.
    —¿Ve su futuro próximo vinculado al mundo de la enseñanza?
    —Sí. Además mi sí es rotundo y ansiado, pues quiero seguir lo que mi interior me dicta al pie de la letra.
    —¿Destacaría algún personaje que admira en este ámbito?
    —Prefiero guiar mis admiraciones a personas cercanas a mi entorno, que yo pueda conocer y haya tenido con ellos el contacto considerable para tenerlos en alta estima. Solo resalto dos nombres a los que les quiero dar una clara distinción: Por supuesto, mi mamá y el amor de mi vida.