Mentiras
Manuel Álvarez Alba/Desde Martos. La historia de la humanidad se ha basado en mentiras muy bien explotadas y aprovechadas por las élites, una de ellas, la de la religión, a este carro se montaron, también los reyes y los poderosos que gracias a su endiosamiento gobernaban y vivían “maravillosamente”; hoy aparece una nueva mentira “la de los mercados”, defendida y apoyada por muchos medios de comunicación y con el mismo efecto destructor, es decir, engañar y hundir a la mayoría y enriquecer a una escasa minoría con sus allegados.
Todo lo anterior tendría poca eficacia si no va unido a un tercer poder, el miedo, aliado siempre de la religión, de los dirigentes, de los poderosos y de los mercados. Antes, el terror era generado por la guerra, la represión física y las pandemias, hoy ha cambiado, se practica con medidas económicas, sociales y políticas avaladas por los medios de comunicación, es como una guerra sin muertos pero que lleva a la ruina total al pueblo sugiriéndole y convenciéndole de que no hay otra alternativa.
Es triste escuchar a diario que el déficit ha sido generado por el excesivo gasto de los gobiernos en servicios públicos y porque las personas normales y corrientes han vivido “por encima de sus posibilidades” cuando eso es totalmente falso. En pocos años, nos han metido en la cultura del sufrimiento donde la intimidación del Estado aplica el miedo para conseguir sus objetivos. A lo largo de la historia han nacido tantos cantamañanas, tantos seres habilidosos y astutos que, aprovechándose de la religión unida al poder, siempre han vivido de maravilla culpando al pueblo de todas las desgracias; hoy algo parecido estamos viviendo con los “mercados” apoyados por ese grupo de dirigentes europeos que quitan a la mayoría el bienestar para dárselo a una reducida minoría que solo piensa en acumular riqueza y poder sin importarle el cómo. Llevamos varios lustros que todo se ha sacrificado por la acumulación de bienes, el apego a la riqueza y el enriquecimiento rápido sin importarnos que esto nos está llevando a una gran desigualdad social y económica y a un estilo de vida totalmente deshumanizado y lleno de gran insensibilidad para con los desfavorecidos, los marginados, con los que sufren humillación y explotación con la coartada de que siempre han existido ricos y pobres. Para estos poderes —el religioso y el político— cuanto más narcotizada se encuentre nuestra sociedad, mayor será su ignorancia y más fácil resultará su manipulación. El único valor que cuenta es la riqueza y el poder y a partir de ahí todo vale. Los humanos para conformarnos y resignarnos a tanta desgracia siempre echamos manos de un ser superior con el que consolarnos. Este ser superior ha sido aprovechado por los grandes dirigentes para perpetuarse en el tiempo y de camino vivir “divinamente”. Hoy con tanta cultura divulgada y manipulada, los grandes políticos como Martin Luther King, Mahatma Gandhi están completamente olvidados y apenas interesan a los dirigentes europeos actuales como ejemplo, necesitamos un ser superior que dé la talla, que sea portavoz de la mayoría, que haga un lavado de cerebro a esa minoría que lo tiene todo y es insaciable, igual que a San Pablo, para que reparta parte de la riqueza y del poder entre esa mayoría cada vez más pobre y desigual —será esto una utopía—. Aparte de un “milagro” del ser superior para que cambiara las mentes de los políticos, religiosos y poderosos dejando de lado las diferencias e intereses electoralistas o de un nuevo Plan Marshall para esta Europa que se está hundiendo en la miseria, la única esperanza que nos queda es que el pueblo se despierte y levante a través de las redes sociales y medios de comunicación y diga “basta ya de tantos engaños” a nivel político y religioso. Hemos asistido desde Margaret Thatcher y Ronald Reagan a una reorganización de los valores que se asemeja cada vez más “al camelo” de unos pocos sobre unos muchos y fruto de este cambio lento estamos donde estamos, en la boca del lobo y con una generación bien preparada, pero perdida y sin trabajo que va a vivir peor y a costa de sus padres. Se han creado tantas mentiras, tantos cuentos e intereses en esta vida que la solución no viene por el cambio de políticos —creo que ya es demasiado tarde— sino a través de una solución global, otro mundo distinto a éste que eduque a la persona a través de otros valores como que el trabajo será un bien cada vez más escaso, que los recursos del planeta son finitos, que es necesario introducir cambios en las pautas de consumo mentalizando a la gente que no es necesario “tener de todo”, que la moral no debe basarse en las apariencias
y engaños y no aferrarse al dinero por encima
de las personas.
Si faltan, hoy, políticos de talla universal y si el ser superior es tan bueno, tan justo y tan poderoso e incluso hace “milagros”, ¿por qué consiente que la mayoría de los habitantes del planeta vivan en la pobreza, e incluso se mueran de hambre y una minoría nade en la abundancia? La solución que nos han inculcado siempre es que su poder no es de este mundo y aquí venimos a sufrir la mayoría a pesar de las maravillas y riquezas que existen en este planeta. La falta de formación e información nos hace no tener criterio propio y ser víctima de los populismos y engaños.